En la otra capital alemana

Bonn no es solo la cuna de Beethoven: es además la antigua capital de Alemania Oeste y uno de los escenarios principales de la historia contemporánea del país

Cuando los Aliados partieron el bizcocho alemán y Berlín quedó caóticamente dividida, Alemania del Oeste pasó a tener como capital de facto a Bonn. Llamada Bonna por los romanos que la fundaron aproximadamente un siglo antes de Cristo, hoy lleva el título de ciudad federal de la Bundesrepública, con representación local de varios poderes, ministerios y casi una veintena de instituciones de la ONU.

Con esas raíces, tiene sentido abrir en la ciudad la Casa de la Historia Contemporánea de la República Federal de Alemania, un lugar donde el país trata de interiorizar, analizar y lidiar con su historia reciente. La exposición permanente, dedicada a la Segunda Guerra Mundial, exhibe una cantidad inmensa de parafernalia de los 30 a los 90, y en sus guías se exploran tres temas poco tocados por los medios extranjeros: primero, los tedescos externalizan su culpa, llamando al conflicto «la guerra causada por Alemania»; segundo, hablan del gobierno de Hitler como una «dictadura», una palabra poco utilizada desde fuera para el regimen Nazi; y tercero, explican qué sucedió con los alemanes inmediatamente después de la rendición, desde los prisioneros de guerra hasta los niños que quedaron separados de sus padres y debieron recurrir a programas especiales de televisión para poder anunciar que estaban vivos. Luego del análisis de los efectos del Plan Marshall, el Milagro Económico Alemán estableció los cimientos para convertir a una población que todavía recibía comida racionada en los protagonistas de la mayor economía europea en la actualidad.

alkasa_196_haus_geschichte_1

Una de las exposiciones temporales trata, de hecho, de cómo Alemania se vio a sí misma a través del cine, analizando escenas de películas como El complejo Baader Meinhof, sobre los terroristas de la RAF, La vida de los otros, sobre la Stasi en Berlín Este, y opciones extranjeras como Valkyrie, donde Tom Cruise una vez más mira a la cámara intensamente e intenta liberar a un pueblo necesitado.

Esta visita ayuda a entender la Alemania contemporánea: desde por qué muchos locales prefieren pagar con efectivo a tarjetas de crédito –todavía en algunas generaciones queda el miedo al fantasma de la vigilancia– hasta por qué las celebraciones de la selección alemana durante su victoria en la pasada Copa del Mundo FIFA fueron tan comedidas.

alkasa_196_haus_geschichte_2

Dos ñapas: al salir de la Casa, hay un pasadizo interno que lleva directamente al andén del U-Bahn. Ahí se encuentra una exhibición adicional, donde está recreado a escala real un tren de negocios alemán que haría hervir de envidia a las secciones de primera clase de muchas aerolíneas asiáticas. Aparte, el edificio es uno de los tres componentes principales de la Museum Mile, un conglomerado de museos que incluye el Salón de Arte y Exhibiciones de la República Federal de Alemania y el Museo de Arte de Bonn. Por eso, es altamente recomendable –y práctico– pasarse una tarde haciendo las tres visitas.

Fotos: Hollger Ellgard y Michael Sondermann