Un crucero por el río Danubio

¿Te causa curiosidad tomar un crucero en un río? Nuestra presidenta y vicepresidenta te traen un reporte de una gira fluvial por el Danubio, desde Budapest hasta Passau.

Para aclarar este error pronto: los cruceros de río no son exclusivamente para personas de edad avanzada. Para muestra está el Beatrice, el barco que nos llevó por el Danubio desde Budapest en Hungría hasta Passau en Alemania: las actividades diarias, incluyendo giras culturales, paseos en bicicleta y visitas a viñedos, hicieron que fuera uno de los cruceros más interesantes, diversos y activos que hemos tomado.

¿Quieren conocer más sobre la oferta del Beatrice? Aquí les compartimos un reporte de nuestra experiencia.

POR: Katingo Haché de Santelises y Ana Santelises de Latour

[DÍA 1 – BUDAPEST]
Llegada al aeropuerto Ferenc Liszt, y transferencia a la embarcación. El crucero es relativamente bajo y estrecho comparado con los de mar, y esto tiene una razón lógica de ser: ya que recorre puntos citadinos, está diseñado para pasar por debajo de puentes y dentro de las esclusas del Danubio.

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[DÍA 2 – BUDAPEST]
Iniciamos el día con un city tour llamado «Do as Locals Do», donde vivimos la ciudad a pie, en autobús y en metro, de un mercado a un jardín, de un museo a un cafecito, tal cual la viven sus habitantes –para los más aguerridos está la opción de recorrer Buda y Pest en bicicleta–. Partimos de noche desde el embarcadero ubicado en el lado de Pest, y en medio de la cena de gala de bienvenida, a los 156 pasajeros nos esperaba un espectáculo visual: poder vislumbrar desde el río las edificaciones Art Nouveau de la ciudad, a esa hora iluminadas por luces concentradas.

[DÍA 3 – BRATISLAVA]
En Bratislava es posible conocer su mescolanza de estilos arquitectónicos que hablan del paso del tiempo, con influencias de los eslavos, los austríacos, los croatas, lo serbios, los judíos y los alemanes gracias a su ubicación geográfica.

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¿Otra cosa intacta que habla del paso del tiempo de primera mano? Aquí nos dimos cuenta de la calidad de los guías que habían seleccionado en el Beatrice para los city tours: eran todas personas cuyas familias habían vivido de cerca los eventos históricos que nos relataban en nuestros paseos. Por ejemplo, nuestra guía eslovaca nos explicó que toda su vida quiso ser profesora, pero esa profesión estaba vetada para los católicos durante el régimen comunista. Para que nadie se enterara de que había hecho su confirmación, se fue a una iglesia campestre remota, pensando que nadie iba a reconocerla… pero cuando retornó a Bratislava a aplicar, los oficiales le mostraron una foto de su mismísima ceremonia como evidencia de su descalificación. ¡Increíble imaginarse esa situación!

Y hablando de historia, nos quedamos encantadas con los strudels de manzana, una de las herencias gastronómicas que tiene la ciudad como antiguo miembro del Imperio Austro-Húngaro.

[DÍA 4 – VIENA]
Al llegar a la ciudad de Sissi la noche anterior, disfrutamos de un concierto con piezas de Mozart y Strauss en el Palacio OIAV. A la mañana entrante conocimos el Palacio Invernal del Príncipe Eugenio y el Palacio Schönbrunn, así como la Catedral de San Esteban y la Plaza María Teresa y, en una escapada en privado, el Palacio del Belvedere –para quienes deseen hacer recorridos independientes, los empleados del crucero tienen a disposición tarjetas informativas en el idioma local que indican a los taxistas dónde se encuentra la embarcación ese día, para llevar así fácilmente a los pasajeros–. En la gira «Do as Locals Do» degustamos los típicos bocadillos de la capital austríaca, incluyendo sus famosas salchichas con sauerkraut.

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Sin embargo, más allá de las hermosísimas edificaciones vienesas, nos llamó la atención un tipo de monumento peculiar: las esculturas honrando a los fallecidos durante el ataque de la peste en el continente. Es increíble pensar cuánto ha cambiado Europa en los últimos siglos, hasta llegar a este nivel de bienestar.

[DÍA 5 – DÜRNSTEIN, VALLE DE WACHAU y MELK]
En Dürnstein tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano la producción de vino orgánico de la casa Nikolaihof –otra parte de los pasajeros se decidió por un tour de un pueblito dedicado al azafrán–. Al mediodía partimos hacia Melk, y en ese trayecto disfrutamos de una parrillada y de las vistas del valle del Wachau, para entonces ir a visitar la Abadía del poblado, con 900 años de existencia. Claro, que algunos de los pasajeros hicieron ese recorrido Dürnstein-Melk sobre dos ruedas, en un paseo de 30 kilómetros en el valle de Wachau.

[DÍA 6 – SALZBURGO/LINZ]
Acá los pasajeros debían decidirse entre city tours de día completo entre Salzburgo y Linz, y nos fuimos por la primera: visitamos un teatro de la ópera y una sidrería, así como la locación de las escenas de jardín de The Sound of Music y la casa de Mozart. Hablando del compositor, acá también conocimos las Mozart’s Balls, unas deliciosas confecciones redondas de chocolate y nueces –ojo: son tan buenas que nos trajimos algunas a casa como souvenir, y los niños de la familia las desaparecieron en un santiamén–.

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[DÍA 7 – PASSAU]
Entre un tour a pie que terminaba en un concierto de órgano en la Catedral de San Esteban o las opciones Go Active –en bicicleta o con senderismo–, nos decidimos por explorar el pueblo medieval de Passau a pie.

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Al final de la jornada, compartimos con el capitán en una cena de gala de despedida.

[DÍA 8 – PASSAU]
Acá ya acaba del trayecto, con desembarque y transferencia al aeropuerto de Munich para tomar el vuelo de retorno a casa. Nosotros aprovechamos para combinar el trayecto con una visita terrestre a Praga –de eso les contaremos en otra entrada–.

NOTAS
+ Los hiperconectados que no se preocupen: ¡Hay WiFi en toda la embarcación!
+ Los fanáticos de la TV que tampoco se preocupen: tuvimos televisión por satélite durante todo el trayecto. De hecho, tomamos el crucero durante la celebración de la Eurocopa en Francia, y esa cita recurrente de los fanáticos frente al televisor no se hacía esperar.
+ Nunca se está lejos de una ciudad: en nuestro recorrido pudimos ver el paisaje cambiar de casitas de un piso a grandes catedrales, pero pocas veces una desolación abierta. Y para mayor tranquilidad, el autobús del Beatrice, que nos servía para realizar muchos de los recorridos, sigue el recorrido del barco en paralelo, por vía terrestre –esto hace que cualquier emergencia pueda resolverse rápidamente–.
+ La gran mayoría de las excursiones están incluidas, y solo requieren que los pasajeros escojan y reserven la opción que deseen cada día.
+ El paseo incluye siete desayunos, seis almuerzos y siete cenas, así como bebidas ilimitadas.
+ Ojo para los coleccionistas de adornos de arbolitos y nacimientos: en diciembre la compañía realiza un recorrido especial, adaptando sus paradas para llegar a una serie de mercados navideños.

¿Se animan a conocer el Danubio desde un crucero? No dejen de llamarnos al (809) 563-4631 si desean mayor información sobre los paquetes.

Fotos: Katingo Haché de Santelises y Ana Santelises de Latour