Siete razones para esquiar en Whistler

Si solo han probado las pistas estadounidenses para esquiar, Norteamérica les tiene una sorpresa: la maravilla natural, logística y gastronómica de Whistler, en Canadá

Había tenido la experiencia de esquiar junto a mi familia en varios de los puntos más populares de esquí en Estados Unidos –desde Vermont a Vail–, pero no sabía cuán diferente iba a ser montarme en los esquís del otro lado de la frontera, en la Columbia Británica. Quedé sorprendida. Después de una experiencia tan positiva en Whistler hace unas semanas, me van a escuchar hablando durante mucho tiempo sobre sus bellezas y su maravillosa logística para el visitante. Para comenzar, aquí comparto con ustedes siete razones para ponerse los abrigos y subir al lado oeste de Canadá en invierno.

POR: Ana Santelises de Latour

[1] DOS EN UNO

Una de las cualidades naturales que hacen que Whistler tenga una gran ventaja sobre otros destinos es el hecho de que hay dos montañas para disfrutar: Whistler y Blackcomb. ¿Y otro detalle peculiar? Tienen una góndola de pico-a-pico, que va de una montaña a otra, suspendida en el aire durante unos 15 minutos sin conexión a tierra. ¡Eso es único! Otra cosa única, aun dentro de este ecosistema, es el llamado Silver Car, una góndola con una ventana en el piso para poder observar el paisaje, incluyendo el hermoso valle entre las montañas.

[2] LA TELESILLA ES OPCIONAL

Una diferencia más entre Whistler y otros resorts: ya que aparte de la góndola de pico-a-pico hay dos más, una en Whistler y una en Blackcomb, es posible pasarse el día esquiando sin necesidad de usar las telesillas –algo excelente para cuando hace mucho frío, para no congelarse en la silla y así poder llegar a esquiar con energía en la batería–. Claro, para quienes buscan la flexibilidad y lo práctico, siempre estarán las telesillas.

[3] ALLÁ ARRIBOTA

El pueblo de Whistler está a relativamente poca altura sobre el nivel del mar –no es tan alto como, digamos Vail–. Eso hace que las pistas sean más largas. Imagínense: son 20 minutos subiendo en góndola, y es una hora para llegar hasta abajo, algo fuera de lo normal. Allá arriba hay varias zonas sin árboles, y en muchos sitios literalmente estábamos entre las nubes –¡imagínense ese espectáculo! Hay puntos con pocos árboles, y por esas pistas brindan acceso a los principiantes; típicamente en un resort de esquí los principiantes se quedan abajo, y aquí hay una estación intermedia –para aprovechar esta ventaja al máximo, nosotros decidimos bajar hasta esa estación y de ahí volver a subir–.

[4] PARA TODOS LOS GUSTOS

¿Otra peculiaridad de Whistler? En cualquier momento dado hay nieve para todos los gustos: desde la nieve pisada que aplanan de noche hasta las montañitas que se van formando cuando la nieve es empujada por los esquís, así como la nieve polvo, tan suave que se esconde debajo de los pies. En una misma pista es posible ver las tres condiciones, y practicar a gusto alternando entre ellas.

[5] LA TRADICIÓN OLÍMPICA

Whistler fue sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010, y van a ver esos cinco anillos entrelazados en todas partes, desde la Plaza Olímpica hasta la Villa Olímpica, donde se puede inventar a practicar con el bobsled, el trineo ligero y el trineo simple. Pero la herencia olímpica también está en los resorts: varios de los profesores de esquí son antiguos atletas olímpicos. No pasaba un día en que uno de nuestros profesores nos dijera: «¿Y ven a este fulano? Estuvo en las Olimpíadas de tal año». ¡Nosotros no salíamos de nuestro asombro!

[6] COMER… BIEN BIEN

Si han seguido mis otras entradas en el blog, van a ver que soy de quienes viaja con el estómago, y me enfoco mucho en la calidad y la diversidad de la comida de los lugares que visito. Con las ofertas gastronómicas de Whistler se da uno cuenta de que es un universo diferente, hasta en las picaderas sencillas que se sirven en los resorts de montaña: nos obsesionamos con Raven’s Nest, un restaurante vegano donde probamos un sandwich sin carne que… bueno, yo juraba que estaba comiendo carne, y mi esposo no se conformó con una visita y volvimos pocos días después para una segunda ronda. Mi hijo se volvió loco con un restaurante de tepanyaki, y yo no podía creer que había un puestito especializado en rollos de canela y otro de waffles. Era muy raro encontrar huevos revueltos «normales» en los restaurantes, porque por lo general aparecían mezclados con salmón o con aguacate o queso de cabra o quién sabe qué. ¡No se conforman con la rutina! En general, la comida, aun fuese picadera, tiende a ser más saludable que en otros lugares, y hecha con una mayor cantidad de ingredientes naturales.

[7] HABLEMOS DE LA VISA

Buenas noticias: el proceso de visado de turismo en el Consulado Canadiense en Santo Domingo no es necesariamente fácil, pero la diligencia vale la pena, porque se está generalizando otorgar el visado por la duración completa del pasaporte –eso hace que con una sola visita al consulado puedan realizarse múltiples visitas invernales a Whistler–. Ahora, una advertencia: es importante llenar los formularios correctamente, siguiendo las instrucciones con especificidad. Si tienen alguna duda, para evitar devoluciones de documentos y retrasos les sugerimos llamarnos o visitarnos en Viajes Alkasa. Asimismo, si les interesa conocer Whistler en persona, ¡no duden en contactarnos! Con gusto podemos presentarles algunos paquetes de viaje, pero sobre todo, hablarles sobre todos los atractivos de un resort que ya se ha convertido en uno de mis favoritos en Norteamérica.

Fotos: Ana Santelises de Latour