Vail: Más allá de los esquís

Colorado alberga una de las zonas de turismo de invierno más visitadas de Estados Unidos, y por buena razón. Nuestra presidenta nos enumera siete razones detrás de su popularidad.

POR: Katingo Haché de Santelises

[1] PRIMERO, LAS PISTAS

Para los esquiadores, las montañas de Vail tienen pistas para cada preferencia o habilidad, clasificadas en una leyenda de colores para que los visitantes puedan identificar rápidamente el tipo de pista que les espera. Ahora, sí hay algo generalizado entre todos esos tipos de pistas: el tipo de nieve que cae en la zona facilita el paso con los esquís, al ser seca —la nieve del este del país, por ejemplo, es mucho más húmeda—.

[2] ¿Y PARA QUIEN NO ESQUÍA?

Si dentro de la familia hay personas que prefieren no esquiar, también es fácil entretenerse, gracias a las atracciones pueblerinas. Tanto el Village como Lionshead son peatonales, pueblecitos de dos o tres calles que se recorren fácilmente, llenas de boutiques de diseñadores independientes, galerías de arte, librerías, tiendas de bisutería y prendas de alta gama, así como tiendecitas de la marca Vail Resorts, con mercancía oficial con el logo del grupo.

[3] DÍA DE SPA

Los hoteles principales de Vail tienen spas y centros de bienestar dentro de sus instalaciones. Por ejemplo, el Sonnenalp Hotel tiene uno de los complejos más visitados, con una variedad de piscinas en temperaturas variadas, sauna, tratamientos corporales y faciales y clases de yoga y pilates. También los espacios del Vail Mountain Lodge & Spa, del Sebastian Hotel, el Four Seasons y el Ritz-Carlton van por la misma línea.

[4] BUENA COCINA

Desde barcitos para tomar café o vinos y restaurantes con cocina de autor, Vail ofrece mucha variedad en el aspecto gastronómico. La cocina Neo-Americana está en el menú de Sweet Basil, un restaurante del mismo grupo que luego ha creado Mountain Standard, un gastropub también enfocado en la nueva fusión estadounidense.

Vail fue pensado como una extensión de los puntos de esquí europeos en el Nuevo Continente, y por eso es común encontrar comida de ascendencia austríaca en lugares como Pepi’s, creado en 1964 por una pareja con Austria en la sangre.

Sonnenalp, el mismo hotel que es famoso por su spa, también es alabado por su brunch, uno de los mejores de la zona. Y aun así, a pesar de la popularidad de ese servicio, la anfitriona —que tiene todos los años del mundo ahí— reconoce a los huéspedes que repiten de un año a otro. Es, en otras palabras, lo mejor de dos mundos en materia hospitalaria.

[5] UN DOCTOR SIEMPRE CERCA

Hay que ser sinceros: entre tanto bajar a alta velocidad por las montañas, siempre es posible que sucedan contratiempos físicos… y a veces, el mal de altura puede causar estragos en las personas que no están acostumbradas a ese ecosistema. Para eso, afortunadamente, Vail cuenta con un hospital con todo lo que se necesita en materia de atención médica. Pregúntenmelo a mí, que tuve que utilizarlo cuando mis nietos estuvieron afectados por un virus estomacal. Tener esas facilidades sanitarias tan cerca verdaderamente da tranquilidad.

[6] DIGAN “CHEESE!”

Si no se tiene el entrenamiento y los equipos correctos es difícil tomar fotos adecuadas de los esquiadores de la familia en acción. Afortunadamente, ellos ofrecen servicios de fotografía profesional en la montaña; con el pase de resort pueden entrar a la página web oficial para ver si fueron capturados por los lentes ese día. También está la posibilidad de no dejar las cosas al azar y contratar directamente uno de los fotógrafos disponibles.

[7] LLEGAR SIN PROBLEMAS

Hay una gran facilidad de vuelos directos tanto al aeropuerto de Eagle, ubicado a unos 45 minutos del resort, como al aeropuerto de Denver, que está a dos horas y media. Es posible viajar Santo Domingo-Miami-Dallas-Eagle, o volar directamente desde Atlanta con Delta o Newark con United. También hemos tenido clientes que viajan a Chicago, y de ahí siguen a Eagle directamente.

Sin importar el trayecto de llegada, yo sigo recomendando aterrizar en Eagle en vez de Denver: es una pista corta y el avión entra directamente entre las montañas. ¡Llegar ahí es un espectáculo!

Fotos: Katingo Haché de Santelises