POR: Alexandra Guzmán
De un viaje a Estambul traje en mi cabeza inspiración increíble para mi profesión de decoradora de interiores, pero también traje en mi maleta unas piezas de un valor artístico enorme, que atesoraré de por vida.
En un rincón del Gran Bazar descubrí una tienda maravillosa, la Doktor Antik de Ercan H. Asiltürk, uno de los ya míticos vendedores del mercado. A través de los años Asilturk ha adquirido un impresionante portafolio de clientes, con celebridades como Catherine Deneuve, Carolina de Mónaco y la Ali MacGraw, gracias a su especialización en piezas de arte otomano imposibles de repetir o copiar.
Cada una de ellas concentra dentro una historia sobre su origen. Yo me enamoré de unos boleros recamados y bordados en tramas de hilos de plata y oro sobre terciopelo, llamados cepken, y de unas sandalias, ambos de alrededor del 1900. Esas sandalias servían en ese entonces para adornar los pies de las damas del harem, que para la época era una excusa para salir de casa y pasar un día relajado, forjando significativas conexiones sociales. En ese viaje logré adquirir una diversidad de estas sandalias en una gran variedad de formas, materiales y colores.
Al regresar a casa, reuní los hermosos cepken sobre seda cruda para crear un contraste sutil con las piezas recamadas, y enmarqué el conjunto en madera añejada. Ahora estos boleros son los protagonistas de uno de los salones principales de mi hogar.
Foto: Cortesía de Alexandra Guzmán