Una visita al Instituto Salk

Inspirado por el documental ‘My Architect’, Miguel Arnaud visitó el Instituto Salk y entendió cómo la arquitectura puede transmitir tanto grandeza como humildad

POR: Miguel Arnaud

 

El Instituto Salk, localizado en la preciosa comunidad californiana de La Jolla, es uno de los lugares que no debemos dejar de conocer en la zona. El centro fue establecido por el doctor y científico Jonas Salk, un estadounidense de ascendencia rusa, con el propósito de encontrar curas para enfermedades como el cáncer, el Alzheimer, el polio y algunas enfermedades contagiosas. El doctor Salk desarrolló la primera vacuna contra la poliomielitis, lo cual le dio al instituto una relevancia importante para seguir captando recursos económicos que ayudaran a sostener su misión.

Mi interés con el Instituto comenzó en 2003, tras ver la increíble película My Architect, un documental sobre la vida de Louis Kahn –el arquitecto que, armado de la visión de Salk, diseñó una estructura que refleja tanto la grandeza del trabajo que de allí sale como la humildad de su misión–. La edificación fue construida en 1960, y desde ese entonces ha sido un punto de visita obligatorio para los amantes de la arquitectura que rondan San Diego y Los Ángeles.  El filme, dirigido por Nathaniel Kahn –hijo del arquitecto– logró imprimirle una sensibilidad al proyecto de su padre que trasciende esa estructura masiva de cemento.

La vista alrededor del campus es hermosa, con amplios valles verdes y un clima favorable todo el año. El Instituto provee guías voluntarios que comparten con el visitante  tanto los detalles de la arquitectura del centro como su interesante historia. Ahí, ese día de visita entendí que en el campus del Instituto Salk se da la atmósfera perfecta para promover la vida, para encontrar paz, y para que científicos y estudiantes puedan trabajar para crear nuevas esperanzas.

Foto: Miguel Arnaud