POR: Camila Gidoni
Sausalito no es solo el nombre de unas deliciosas galletas de chocolate y macadamia que tientan a cualquiera en el supermercado, sino más bien de una pequeña y fotogénica ciudad casi sacada del Mediterráneo, pero ubicada a corta distancia de San Francisco. Esto la hace perfecta para un break de un día dentro de un viaje a la ciudad de las colinas californianas.
Tras partir en una embarcación desde el Golden Gate Sausalito Ferry Landing, en 20 minutos estábamos en nuestro hogar por un día. De ser un punto de construcción de embarcaciones durante la Segunda Guerra Mundial, este pequeño enclave se ha convertido en un destino preferido por artistas y residentes de altos ingresos, que componen su población actual de poco más de siete mil personas.
Fuera de las esperadas galerías de arte y boutiques, una de las visitas más interesantes que hice fue al restaurante The Trident, que desde 1960 provee comida de calidad, local y orgánica. Pero no fui yo la única que hice el peregrinaje al lugar en busca de unos fish and chips: ya The Trident ha tenido su figureo, habiendo aparecido hasta en una de las películas de Woody Allen, Play it Again, Sam.
Sin embargo, mi mayor souvenir de esa visita no fue el delicioso plato de papas crujientes y un pescado de suave textura: la vista de los restaurantes flotantes y las casas coloridas colocadas casi una encima de la otra en una colina vecina al mar es impactante. Al retornar a San Francisco con la puesta del sol delante, observaba de nuevo sus casitas, su puerto y sus embarcaciones, recordando el delicioso helado de Lappert’s Ice Cream que me acababa de comer, y pensé: “Vale la pena volver”.
Fotos: Camila Gidoni