Nuestros clientes Poteleche –el ilustrador conocido en su casa como Rafael de los Santos– y su esposa Stephanie –conocida fuera de su casa como la cabeza de la guía gastronómica Avocado— estuvieron de luna de miel en Cuba y nos trajeron una recomendación de comida habanera: un lugar apropiadamente llamado El Cocinero.
Según Poteleche y Stephanie, “las recomendaciones que recibimos antes no le hacían justicia al lugar”. El restaurante, que queda a orillas del río Almendares entre los vecindarios de Vedado y Miramar, tuvo una vida pasada como fábrica de aceite de maní, y sus espacios todavía cuentan parte de esa historia. Visualistas al fin, lo primero que les llamó la atención fue la escalera en espiral que termina en una azotea llena de “bombillitos, gente con onda, música conocida y lindas meseras cubanas… como en Brooklyn, pero en La Habana”.
Ahí el olor a mariscos a la parrilla hizo que pidieran el menú a toda velocidad. “Todo se leía tan rico, y los platos que nos pasaban por el lado nos tenían en el ejercicio de ver, volver a leer y descifrar de qué nos íbamos a antojar”, cuenta la pareja. Entre todas las opciones, les llamó la atención dentro de las entradas el llamado tambor de boniato con cangrejo picante –”boniato” es batata dulce en argot cubano–, y al probar el sazón gustoso y la frescura de la masa, se alegraron de finalmente haber tomado esa decisión. “Las patatas bravas que pedimos aparte estaban muy buenas, pero estos tambores sonarán para siempre en mi corazón”, nos explicó Poteleche.
Para aprovechar la situación insular, decidieron seguir pidiéndole al mar: ordenaron un tuna tataki y un pincho a la parrilla de langosta, pescado y camarón. “¡Asere, qué delicia”, recuerda Stephanie.
La pareja se sintió tan a gusto, tanto de estómago como de ojos y de oídos, que volvieron una segunda vez… a pedir exactamente lo mismo. “Volvimos a salir contentos, y con la intención de recomendar a todo el que visite La Habana que le guarde una comida o una cena a El Cocinero”, nos dijeron. “Así pueden dejar que la ciudad les tape la boca a cualquier prejuicio, de bocado en bocado”.
Fotos: Poteleche y Stephanie Gerardino