Nuestra presidenta estuvo recientemente en Barcelona, y allá tachó de su lista un deseo gastronómico: probar la comida de uno de los Adrià. Para eso estuvo Tickets, el bar de tapas de Albert, parte del pequeño imperio culinario que los hermanos han ido creando desde 2011 en El Raval —ahí están Enigma, Pakta, Hoja Santa, Niño Viejo y Bodega 1900—.
El concepto de Tickets se deja ver desde el nombre: está inspirado en un teatro. Tiene sentido: la Avinguda de Paral.lel, donde está ubicado el local, era la zona de teatro y burlesque por excelencia en la ciudad condal.
Pero a pesar de que la decoración en sí hace un guiño del pasado, el menú parece salido del futuro: la cocina molecular que tan famoso hizo a elBulli está también presente en las propuestas de Tickets. Por eso, ahí van a ver unas aceitunas esféricas, unos crostini hechos de piel de gallina, emulsiones hechas en base a pimientos vascos, ravioli líquido, sushi de berenjena y caviar sueco sobre “nubes” porosas.
¿Y cuál fue el plato más curioso de todos? Estuvo en el curiosísimo salón de dulces —ya que Albert era el chef pastelero de elBulli, era de esperarse que aquí tuviera un lugar especial, hasta con frutas en el techo, destinado exclusivamente a los postres—. El plato está compuesto por una rosa verdadera, que dentro lleva una esfera de gelatina de agua de rosas con litchi y frambuesa. Como sorpresa, la esfera se derrite sobre la lengua. Sin embargo, da tiempo a disfrutarla, porque uno comienza a comerla mucho antes de abrir la boca: oler la flor es el primer paso de la ingesta. Una rosa es una rosa es una rosa es una rosa, sobre todo en Tickets.
Se usa mucho la palabra “experiencia” en el entorno gastronómico para hablar sobre los menús de degustación, y a veces se quedan cortos. Sin embargo, según confirmó nuestra presidenta con esta visita: vayan tranquilos, que en Tickets esa palabra definitivamente no se usa en vano.
Fotos: Tickets y Katingo Haché de Santelises
