POR: Ana Santelises de Latour
En República Dominicana no se juega fútbol americano masivamente y, quizás fuera del Super Bowl, no suena mucho… pero eso no impidió que mi hijo decidiera que él es fanático del deporte. Para colmo, no se fue por un equipo popular como los Patriots, sino que algo en su mente le dijo que los Steelers estaban en su destino.
Por eso, en un viaje reciente a Nueva York mi esposo y yo decidimos hacerle un regalo: llevarlo al NFL Experience, un centro en Times Square dedicado a la memorabilia de la liga.
Pero ojo: el nombre no está en vano, porque visitar este centro verdaderamente es una experiencia. Por ejemplo, uno de los momentos que más disfrutamos fue la introducción al deporte y la historia de los 32 equipos, con una película en 4D en una pantalla amplia que cubre el campo visual total. Con el movimiento de los asientos, yo de verdad me sentí como un mariscal de campo… ¡Da para sentir cada pase, cada captura y cada derribada! Ahora que lo pienso, quizás yo sentí esos golpes más de la cuenta porque mi hija se divirtió jugando con el control de la intensidad en mi silla. ¿Y cuál fue el momento que nos dejó atónitos a todos? En una parte del vídeo, la pantalla mostraba un juego en invierno, con la nieve cayendo sobre el campo… ¡Y comenzó a caer nieve dentro de la sala de cine! Nos quedamos boquiabiertos. Sin embargo, pienso que el poder de esa película va más allá de la tecnología: mi esposo lo resumió diciendo que es una experiencia emocional, porque en esa explicación de apenas 15 minutos uno llega a entender perfectamente por qué hay tantas personas que se desviven por el deporte.
Si no, pregúntenle a mi hijo: aun siendo tan delgado, sacó de adentro y desafió todos los pronósticos para llegar al impacto máximo en un juego donde la meta es empujar a un muñeco pesadísimo—que representa a un jugador en el campo—. Otra instalación interactiva permite a los visitantes medir la precisión al lanzar el balón; otra les anima a hacer los ejercicios de calentamiento que realizan los jugadores, mientras con otra se puede medir la capacidad de salto. Aparte, para los posadores empedernidos, las pantallas verdes y las escenografías deportivas para tomarse fotos están a la orden del día.
Los niños gozaron un mundo durante la hora y media que duró nuestro recorrido. En cuanto a mí, quedé fascinada al ver la exposición de más de 50 anillos del Super Bowl: no tenía idea del tamaño de esas joyas. Ahora, esos jugadores son enormes, con manos enormes, y por ende tiene todo el sentido del mundo que un dedo de ellos sean dos dedos míos. No, en serio: ¡No parecen anillos para humanos!
Así que, en fin, fanáticos de la NFL o no, todos terminamos disfrutando y aprendiendo muchísimo. Como actividad familiar con niños menores de 10 años, definitivamente les recomiendo que la agreguen a su lista en caso de que estén por Manhattan. ¿Qué otra cosa les recomiendo? Hacer sus compras de boleta con tiempo. La NLF Experience está abierta todo el año, y es posible reservar día y hora de la visita. Sin embargo, considerando que la ciudad tiene temporadas altas muy altas en cuanto a turismo, vale la pena planificarse para no quedarse fuera.
Si tienen cualquier pregunta sobre la experiencia, desean hacer sus compras de entradas o quieren algunos consejos sobre cómo aprovechar bien un viaje a Nueva York con niños, ¡no dejen de contactarnos aquí en Viajes Alkasa!
Fotos: Ana Santelises de Latour