POR: Rab Messina
La maestría en el guión, el manejo de los actores y el negro humor de Relatos Salvajes no sorprendió a quien ya conocía a Los Simuladores, la carta de presentación televisiva del director argentino Damián Szifron. Sus dos únicas temporadas, transmitidas en 2002 y 2003, dejaron a un público hambriento por más en Latinoamérica –y en Rusia y España, donde se crearon versiones locales del show–, emocionan a quien escucha los primeros segundos de Cité tango, de Astor Piazzolla —el tema de apertura del show–, y todavía hoy su público habla con esperanza de la posibilidad de llevar la historia de los cuatro simuladores al cine.
¿Por qué tanto culto a la serie? Porque es naturaleza humana apoyar al más débil y buscar venganza… y justo de eso va la historia de los paraoficiales Santos, Lamponne, Ravenna y Medina: «Muchas veces lo justo es ilegal y lo injusto es legal», afirmó Szifron sobre los métodos del grupo. ¿Cuáles métodos? Creando situaciones a petición de una parte afectada –desde pequeños empresarios extorsionados por delincuentes hasta una una hija avergonzada de las costumbres vulgares de sus familiares frente a las refinadas de la familia de su novio–, el grupo lograba que se dieran las circunstancias para que el opresor soltara el puño por sí solo, sin enterarse de la estafa. En otras palabras, Relatos Salvajes es lo que sucede cuando no se tiene a Los Simuladores: la gente, al verse ultrajada y no tener los medios para obtener justicia, pierde un tornillo… y a veces, pierde la caja de herramientas completa.
Ahora, más allá del cuarteto, la serie tiene un quinto personaje igual de importante: la ciudad de Buenos Aires, en ese entonces lamiéndose las heridas provocadas por duros embates económicos y políticos, pero sin dejar caer la frente. Los socios conocen cada rincón de la urbe, y es gracias a ese GPS interno y la consiguiente selección de locaciones variadas que los televidentes pudimos conocer la nobleza arquitectónica de los «cien» barrios porteños, desde sus escuelas y parques hasta sus cafecitos esquineros, sus calles de casonas cobijadas por los árboles y hasta sus zonas rojas.
Así que, aparte de ser una de las más impresionantes y memorables creaciones de la televisión latinoamericana, Los Simuladores es una guía de la hermosa cotidianidad de la capital argentina, que muestra la coqueta ciudad que existe más allá del Obelisco, la Bombonera y Caminito.
Las dos temporadas de la serie están disponibles en Netflix para el público latinoamericano.
Foto: Telefe