POR: Katingo Haché de Santelises
Muchos dominicanos conocemos Panamá por su aeropuerto: al ser PTY el punto de conexión indolora hacia muchas ciudades norte y latinoamericanas, por lo general no nos aventuramos a salir de sus puertas. Quienes sí lo hacen están generalmente en planes de trabajo, ya sea en el sector de importación o el financiero.
Justamente por esta última razón me encontraba en Ciudad de Panamá, acompañando a mi esposo en un viaje de negocios. Aprovechando la visita, me reuní con una amiga panameña que también tiene una agencia de viajes, intercambiando buenas prácticas como hacemos cada vez que nos vemos. Ese día, conociendo mi interés por la decoración, me llevó a una tienda de lencería antigua, y ahí encontré un mantel hermosísimo: una exquisitez de lino crema bordado en hilo gris, con 24 servilletas. Aparte, se encontraba a un precio imbatible –200 dólares–, pero había una razón detrás de esto: tenía una mancha.
Ahí me puse a pensar que el mantel era como Panamá misma: los dominicanos tenemos el prejuicio de la mancha de lo similar. Pensamos que, al ser un país tan cercano al nuestro, geográfica y culturalmente, no vale la pena conocerlo. Yo sé que no es cierto: sí, puede que escuchemos la misma música, que tengamos fisionomías similares y que nuestra alimentación sea parecida, pero Panamá lleva dentro una historia de mescolanza racial fruto de las inmigraciones causadas por la construcción y el manejo del Canal, de fervor nacionalista contemporáneo y de belleza arquitectónica –para muestra, el recién remozado Casco Viejo y el cerro lleno de bungalows de madera que dejaron atrás los antiguos administradores estadounidenses de las tan famosas esclusas–. No nos damos la oportunidad de ver la belleza de ese cálido país debajo de la mancha de un prejuicio, de un concepto erróneo.
Me lo llevé, haciendo malabares para que cupiera en mi maleta de mano. Al volver a Santo Domingo, OxiClean hizo lo suyo, y hoy ese mantel es a la vez una joya entre los objetos decorativos de mi apartamento y un recordatorio de la belleza de Panamá.
Foto: FotoRuido