POR: Katingo Haché de Santelises
Washington es una ciudad donde van muchas familias estadounidenses: para ellos, su capital es el lugar donde en algún momento de sus vidas deben ir con sus hijos para juntos compartir el legado histórico de su país.
Eso explica, en parte, por qué los museos de la red de la Smithsonian Institution tienen acceso gratuito. “Queremos que los estadounidenses vean que el Smithsonian les pertenece […]. Cobrar la entrada reduciría esa sensación de ser realmente propietarios. […] El acceso gratuito es un símbolo de uno de los tantos aspectos fundamentales de la sociedad estadounidense”, dijo la Institución en 1995.
Uno de los aspectos que le pertenece al país es su exploración de todo lo que queda más allá de nuestra atmósfera, y para honrarla está el Smithsonian National Air and Space Museum, que recibe más de siete millones de visitantes en 2016 en su local del National Mall —la segunda parte es un hangar en Virginia—. En una visita reciente pudimos ver muestras de la historia aeroespacial de Estados Unidos: desde una comparación de los aeroplanos de antaño —como el Wright Flyer original de 1903— con los aviones contemporáneos, una muestra del Spirit of St. Louis de Lindbergh, el módulo de comando Columbia del Apolo 11 y hasta un pedazo de roca lunar. Aparte, hay muestras sobre la historia de las mujeres y los afroamericanos en el aire y el espacio, y un planetario con películas educativas para todas las edades.
Y para ver no solo al pasado, sino también hasta el futuro, este museo también presenta los hitos que quizás hagan posible el turismo espacial. Yo que dirijo una agencia de viajes… ¡No me imagino cómo sería ofrecerles a ustedes tours a Marte!
Fotos: Katingo Haché de Santelises y National Air and Space Museum