POR: Evelyn Ortíz Melo
Tengo dos hijas, una de ocho años y una de siete, y con ellas en mente estaba buscando un resort nacional para pasar un fin de semana en familia. Esa edad comienza a ser difícil, porque los juegos que proporcione el hotel deben ser lo suficientemente retadores para que no se aburran, pero no tan complejos como para adolescentes con mayor capacidad física.
Di en el blanco con el Luxury Bahía Príncipe Fantasía, en Punta Cana. Tiene un parque acuático temático, inspirado en los castillos. A mis hijas, que son locas con los cuentos de princesa, les caía como anillo al dedito. Cuando ellas vieron las fotos del hotel antes de ir, vieron tantos castillos y tanta decoración que me preguntaron: “¿Pero eso es Disney?”.
Cuando llegamos, luego de hacer el check-in —que por cierto, las niñas tuvieron su check-in propio, con una persona que les dio caramelos y les explicó cómo funcionaba todo el hotel—, mi esposo y yo nos dimos cuenta de que realmente había castillos por doquier: desde el Kid’s Club en forma de castillo hasta el snack bar de castillo en el centro de la piscina y el restaurante en forma de castillo. Castillo, castillo, castillo. ¡Las niñas estaban felices!
Ese restaurante castillero está decorado como un circo, y durante la comida o la cena los malabaristas y payasos ponen a los niños a participar. Sin embargo, a mí me llamó la atención otra cosa: aunque era a la carta, las entradas y los postres se sirven como buffet, y eso hizo que mis niñas se pudieran servir ellas mismas. ¡Se sentían muy independientes!
Pero hablando de independencia, los más jovencitos también tienen otros espacios pensados especialmente para ellos: ¡Su propio gimnasio y su propia discoteca! Yo estaba muerta de la risa cuando escuché que tenían su matinée discotequero desde las cinco de la tarde. ¡Pero ellos gozan un mundo!
Igual en el Kid’s Club hay ambientes pensados para niños de todas las edades. Mis niñas participaron del programa de actividades, haciendo manualidades y pintura o entretenidas con los juegos electrónicos… ¡Y hasta a un cumpleaños las invitaron! El hotel tiene como costumbre hacer una fiesta para los hijos de los huéspedes que cumplan años durante su estadía, y el viernes por la tarde tocó una. No me pregunten si el niño agraciado era de Chile o de Francia: yo solo recuerdo que estaban felices con su bizcocho, sus funditas y su refresco.
No hubo momento de pausa en la diversión: hasta en el Snack Bar, donde podían comer nachos, jugos y helados, habían pintacaritas disponibles. Definitivamente: en el Bahía Príncipe Fantasía pensaron en todo. Como padres, mi esposo y yo quedamos encantados.
El hotel es precioso, y aunque es grande, la distribución hace que todo se sienta cercano y accesible, y que uno siempre pueda tener control de dónde están los niños. Para quienes estén buscando una opción de hotel que sea tan atractivo para los adultos como para los pequeños, este, definitivamente, es uno de los mejores en mi lista.
Fotos: Evelyn Ortíz Melo y Luxury Bahía Príncipe Fantasía