En el Pabellón de Francia de la edición 2016 de la Bienal de Arquitectura de Venecia hay un letrero enorme que reza «La arquitectura nos incumbe a todos». Así se resume la visión de la exposición este año: más que un ejercicio estético limitado para el consumo de unos cuantos entendidos, la arquitectura es una fuerza cotidiana, algo que puede impactar positiva o negativamente a todos los habitantes de una ciudad en su día a día.
Esa idea viene del curador de la Bienal, el arquitecto chileno Alejandro Aravena, conocido por su trabajo con viviendas de bajo costo para poblaciones de ingresos limitados en su país natal –y para colmo, por su reciente premio Pritzker–. Al darles a los residentes de Quinta Monroy «media casa grande» y expansible a través del tiempo, en vez de una casa completa mediocre, a través de su oficio demostró que la construcción de una vivienda es un proceso que puede exaltar la dignidad de quienes la habitan y aumentar su sentido de pertenencia.
Por eso, al tomar las riendas de la muestra indicó a los participantes que expusieran las soluciones que dieron a problemas complejos, como si de una batalla de estrategias se tratase. De ahí el nombre Reporting from the Front (Reportando desde el frente) con el que ha sido bautizada la selección este año. Desde trabajos conceptuales como los espacios para refugiados en Finlandia y las viviendas de corta estadía en Gran Bretaña, hasta aplicaciones puntualísimas como el alambrado que cambió la vida de un mercado en Sudáfrica, los juguetes que permiten que personas iletradas puedan diseñar sus propias casas en México y el uso esmerado de materiales humildes como el bambú y el cemento, los proyectos presentados han hecho justamente eso. Y claro, también está el salón de entrada creado por el mismo Aravena, donde ha reciclado 14 kilómetros de metal usados en las Bienal de Arte de Venecia en 2015 para demostrar que aplicando el ingenio, lo descartable puede convertirse en belleza y las intervenciones humanas pueden ser sostenibles. Esas lecciones definitivamente podrían aplicar en el panorama de República Dominicana.
Si pasas por Venecia antes del 27 de noviembre de este año, no dejes de asistir. La central de la Bienal se encuentra a pocos minutos de la Plaza de San Marcos, y vale la pena dedicar al menos una jornada a explorar las propuestas en los espacios Arsenale y Giardini; si deseas también conocer las exposiciones fuera de las sedes principales, podemos gestionar para ti un boleto de 48 horas, incluyendo visitas guiadas.
Foto: Laurian Ghinitoiu