Los padres del pequeño Alonso, de tres años, querían que la primera visita del niño a los parques de Disney fuera especial. Por eso, trabajamos junto a Giancarlo Beras-Goico y Pamela Sued para coordinar visitas a parques y atracciones, ayudas tecnológicas y hasta un cochecito pre-reservado para asegurarnos de que así fuera. Ya de vuelta a Santo Domingo, Pamela nos cuenta sobre la experiencia.
POR: Pamela Sued
Mi esposo y yo establecimos algo muy claro al principio de nuestra planificación: a ambos nos encanta visitar los parques de Disney, pero este viaje era para Alonso. Por eso, gracias a un levantamiento exhaustivo entre varios padres con niños pequeños que habían visitado los parques recientemente –aquí debo agradecer especialmente a Ana Katingo Santelises, la vicepresidenta de Viajes Alkasa, quien básicamente es una Wikipedia andante de trucos de Disney gracias a sus viajes familiares con sus dos hijos–, ya tenía una idea formada de lo que queríamos y debíamos hacer para que nuestro hijo de tres años estuviera a gusto y disfrutara de la experiencia en Magic Kingdom, Animal Kingdom y Hollywood Studios.
Primero: nada de artillería pesada durante nuestra estadía. En Viajes Alkasa nos reservaron un cochecito plegable, y cuando llegamos al hotel ahí estaba el susodicho esperándonos, con letrero y todo. Tampoco tuvimos que cargar con una cartera para el dinero: con nuestra MagicBand, conectada a la tarjeta de crédito, solo necesitábamos pasar nuestro brazalete por los lectores ubicados en todo el parque para pagar, y hasta funcionaba como la llave de la habitación del hotel. Y cero tener que andar con una enorme cámara SRL para capturar fotos más complejas: al tener nuestra MagicBand, decenas de fotógrafos en todo el parque capturaban nuestros momentos familiares y nos enviaban las fotos a través del servicio PhotoPass, con la posibilidad de descargarlas y hasta de convertirlas en un libro de recuerdos. Esto nos permitió andar cómodos durante nuestra visita.
Y claro que tengo que hablarles de la aplicación de Disney. ¡Lo mejor que hice fue descargarla! Gracias a ella pudimos ahorrarnos filas en algunas atracciones con el FastPass+, así como reservar desayunos y almuerzos con los personajes de Disney –ojo: estos deben de hacerse con cierta antelación–. Nosotros nos decidimos por Chef Mickey’s Fun Time Buffet en Magic Kingdom, donde los muñecos andan por el restaurante vestidos de chefs, y por Tusker House en Animal Kingdom, donde los personajes se visten de safari. ¡Alonso estaba anonadado al ver a todos los muñecos gigantes a su alrededor!
También quedó maravillado con la atracción Dumbo The Flying Elephant –no salía de su asombro al estar montando dentro de un elefantito volador–, con los trucos de magia del Mickey del Town Square Theater –¡ese Mickey hasta te habla!–, con los colores neón de Under the Sea: Journey of The Little Mermaid, así como con los muñecos y las canciones del clásico It’s a Small World.
Si se fijan en las atracciones en las que participamos, obviamos una gran parte de las montañas rusas y demás shows demasiado complejos –el niño hasta salió un poco asustado con el 3D y los efectos sensoriales de It’s Tough to Be a Bug!— porque íbamos al ritmo de Alonso. Esa consideración nos hizo tomar decisiones logísticas para permitir que el niño descansara adecuadamente: por eso, tras finalizar el desfile de las 3:00 p.m. —el Festival of Fantasy de Magic Kingdom, donde un sinnúmero de bailarines y muñecos interactúan con los visitantes del parque–, nos dirigimos de vuelta al hotel para tomar un baño y reposar. Retornamos a las 7:00 p.m. para el desfile de carrozas con luces llamado Electrical Parade, y cerramos la noche con el show de fuegos artificiales.
¿Se acuerda Alonso de todo esto, con apenas tres años? Asombrosamente, sí. Si no, pregúntenselo a todo el que el niño le ha comentado sobre «¡El dragón, el dragón, el dragón!» que le dejó fascinado en el Electrical Parade. Creo que definitivamente cumplimos nuestro cometido de hacer de su primer viaje a Disney un recuerdo especial y memorable para él.
Fotos: Cortesía de Pamela Sued