POR: Jean Carlos Villanueva
Para aprovechar que tengo una amiga que vive en Nueva York y se conoce el mapa del metro como yo me conozco el fondo de un plato de comida, le pedí que me llevara a DUMBO. Ese vecindario en Brooklyn está ubicado frente al río –de hecho, las siglas no tienen nada que ver con el elefantico aquel, sino que hablan del Down Under the Manhattan Bridge Overpass–, y por eso permite tener una visual fantástica de los puentes conectores, incluyendo mi favorito, el de Brooklyn. Esa foto iba sí o sí.
Llegamos a la estación de la High Street en la línea A, y de ahí caminamos unos pocos minutos a las inmediaciones de la Front Street. Desde ahí ya se veía el puente… but first, let me take toda la comida.
Decidí que para tirarme esa foto como é tenía que estar bien alimentado, así que primero pasamos por Juliana’s, una pizzería con una fila de discoteca, donde tuvimos que esperar media hora para entrar. Había un Shake Shack al lado tentándome, pero valió la pena la espera: la pizza es buenaza. Eso no solo lo digo yo, sino también Frank Sinatra, que iba mucho allá. O por lo menos eso concluí al ver su foto en la pared. Sí. Qué observador soy.
Las leyes de Newton dicen que una pizza no puede andar sola por el estómago, así que le di una ayudita con un helado del Brooklyn Ice Cream Factory. Bien artesanal, bien ligero. Ojo: no cogen tarjeta, así que ajusten su antojo heladístico al efectivo que lleven encima.
OK, ahora sí: yo tengo ya siete cursos con honores en el oscuro arte del Tómame Una Foto Como Que No Me Doy Cuenta. Como mi amiga me siguió la corriente, tan pronto tuvimos una buena visual del puente comencé a rututear por la calle, y para lograr la cara perfecta de preocupación y no-me-doy-cuenta comencé a pensar en todos los macros que no había contado con esa pizza y ese helado.
¡Un éxito! Anna Wintour, llámame.
Fotos: Cortesía de Jean Carlos Villanueva (El Panda que Anda)