POR: Dino Campagna y Alexandra Guzmán
Dino Campagna: Nuestra ilusión mayor al visitar la región de Capadocia era hacer el viaje en globo sobre los valles y las montañas del área; esa es una de sus atracciones turísticas más llamativas. Lamentablemente, no pudimos hacerlo por causa de las fuertes brisas ese día. Sin embargo, eso no impidió que disfrutáramos de un recorrido por tierra en el Valle del Göreme, que fue sencillamente impresionante.
Hay pocos paisajes naturales en el mundo que asombren tanto como los de Capadocia: su formación tuvo origen hace unos 30 millones de años, cuando las erupciones volcánicas llenaron de cenizas toda la región; esta ceniza se solidificó, formando un material cubierto en algunos lugares por placas de dura roca volcánica, el basalto. Con el tiempo, la lluvia y el viento fueron erosionado el material débil, convirtiendo a aquellas formaciones protegidas por el basalto en “sombreritos”, ya que el desgaste solo ocurría lateralmente en las partes desprovistas de basalto. Los antiguos habitantes de Capadocia creían que esas formaciones así labradas eran las chimeneas de las hadas que vivían bajo tierra, y es por eso que hoy esas formaciones rocosas cónicas reciben el apodo de “chimeneas mágicas”.
Y como si el impresionante paisaje del Valle del Göreme fuera poco, también está su riqueza histórica y cultural: ha sido declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, y no es para menos, pues ahí existen más de 30 iglesias y capillas erigidas en su mayoría desde el siglo IX en adelante. Estas edificaciones fueron construidas excavando en las suaves formaciones de cenizas volcánicas, pues esa región sirvió de refugio para aquellos perseguidos en ese entonces por sus creencias cristianas. Ahí dentro se encuentran frescos bizantinos que ilustran escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento, sirviendo para preservar la memoria visual de la vida de Jesús.
Alexandra Guzmán: El hotel en donde nos quedamos en la ciudad de Göreme, el Museum, también fue excavado dentro de las formaciones volcánicas. Soy arquitecta de interiores, así que pueden imaginar la impresión que me causaron esos muros amorfos de mi habitación. La calidez en la combinación de materiales es memorable: hay mucho material tradicional turco mezclado con toques cosmopolitas, desde el vidrio, el concreto, las lámparas contemporáneas y las bañeras modernas que contrastan con las alfombras y los tejidos típicos sobre las camas. Tienen hasta el detalle de esconder la consola del aire acondicionado dentro de una pequeña cueva disfrazada, para no afectar la visual.
El área de la plataforma de la piscina hecha con lajas y rocas tiene las vistas más bellas y espectaculares que pueden haber, y a eso se le suma la relajación que se disfruta con las terrazas en diferentes niveles, con bares muy interesantes. Para ponerlo más claro: uno de nuestros amigos, que nos acompañó en este viaje grupal, no quería irse del hotel.
Teníamos una gran ilusión de hacer el viaje con cientos de globos en el aire, observando el paisaje de los valles y las montañas, y pensamos que al no poder hacerlo se nos había dañado el viaje. Sin embargo, podemos garantizar que, aun sin ese recorrido, la visita a Capadocia fue espectacular.
Dino Campagna: ¡Yo lo veo como una excusa suficiente para retornar!
Fotos: Cortesía de Dino Campagna
