Cuando nuestros clientes Luis Eduardo Sánchez y Ernesto Geara nos contaron sobre su experiencia en el restaurante Habanera, en Madrid, lo primero que nos dijeron, medio en broma, fue: “No nos juzguen por ir a un restaurante caribeño estando de viaje en España. Habanera es otra cosa”.
Efectivamente, otra cosa: este restaurante de onda cubana está en otro universo. Sus dos niveles están llenos de palmas y mimbre tejido, como un guiño elegante y minimalista a la cotidianidad antillana. Hay una banda en vivo que toca son. Hay tragos que con nombres tipo “Mi cuerpo pide salsa”, con ron de coco, chinola y puré de mango.
Pero ahí es donde acaba Cuba y empieza España.
El menú hace de las suyas: la tortilla española viene trufada. La croqueta es, en realidad, un filete tártaro con crema, espolvoreado con unos pequeños trozos sólidos con sabor a croqueta. Los camarones con arroz aquí no salen en forma de paella, sino de sushi. En otras palabras: son clásicos españoles con un giro. ¡Es una sorpresa en cada plato!
Pero luego el restaurante vuelve a La Habana: al acabar el turno de la cena, se retiran las mesas y la banda toca ahora no para animar, sino para animar a bailar. Así que, en otras palabras, para nuestros clientes no fue ir a Madrid para volver al Caribe: fue ir a Habanera para entrar a otro mundo.
Fotos: Luis Eduardo Sánchez y Ernesto Geara
