POR: Michèle y Crystal Jiménez Vicens
Crystal: Estuvimos en Napa para celebrar la despedida de soltera de Michèle, mi hermana, y su novio Carlos. Allá hicimos una lista de cinco bodegas a visitar, y el recorrido por el terreno de Opus One fue una de las experiencias que más disfrutamos.
Por ejemplo, comencemos por la entrada: tras un larguísimo pasillo formado por el viñedo, uno se topa con un cilindro al que le crecen dos alas. Mi impresión del metamensaje es que, definitivamente, uno había llegado al templo del vino.
Michèle: Una de las cosas que más valoré de la visita fue el elemento didáctico. Nuestro guía fue un connoisseur que tiene más de 30 años trabajando para Opus One, y se sabe al dedillo todos los detalles de su historia y su logística. Por ejemplo, nos contó de cómo, tras conocer la osadía de Robert Mondavi de llevar vinos californianos a Francia para competir —¡y ganar!—, en 1979 el Barón Philippe de Rothschild lo contactó para crear un producto, uno solo, juntos. De ahí sale Opus One —opus es “obra creativa” en latín—, una mezcla varietal compuesta de tres cuartos de cabernet sauvignon, con proporciones menores de cabernet franc, petit verdot, merlot y malbec.
Ahí pudimos ver las máquinas que utilizan para seleccionar las uvas, un proceso complejo pero perfecto que utiliza cámaras para mandar las uvas defectuosas a otro cilindro.
Crystal: Mientras veíamos el proceso, nuestro guía nos explicó que en Opus One descubrieron que la mejor cepa está en Europa, pero que California da unas raíces especialmente resistentes a las bacterias que afectan la vid. Por eso han estado trabajando con injertos de uva europea con raíz americana. ¡No sabíamos que se podía hacer algo tan loco!
Y eso no es todo: por cultura, Estados Unidos es muy de buscárselas, mientras que Europa es más de seguir la tradición. Por eso, aquí han creado máquinas angostas para eficientizar el espacio, y si ven que el mal clima les va a dañar los planes por falta de una neblina que les es muy necesaria, pues crean la neblina artificialmente. En Europa, si fue un año malo, pues tant pis. Por el contrario, si en Opus One tienen que inventarse la lluvia, así lo hacen.
Hay un vino que no comercializan, llamado Overture, que nuestro guía nos dio a probar mientras nos contaba esa historia. “Es mejor hablar de vino con vino en los labios”, nos dijo. De ahí pasamos a la bodega para ver los barriles de roble francés donde almacenan el vino; cada uno cuesta unos 1,200 dólares y no se reutiliza, para asegurar el sabor de su propuesta. Ellos, definitivamente, invierten en la calidad de su producto.
Michèle: Esa experiencia, que incluye una cata guiada en una hermosa terraza, duró aproximadamente una hora y media… pero la verdad, con todo lo que vimos, aprendimos y degustamos, y con el carisma y el conocimiento de nuestro guía, pudimos habernos quedado tres horas más solo escuchándolo. ¡Anoten la bodega en su lista si van a Napa!