La embajadora de República Dominicana en Francia, Rosa Hernández de Grullón, nos recomendó efusivamente el restaurante parisino L’Oiseau Blanc para atrapar el atardecer veraniego –que coincide con la hora de la cena– desde su espectacular terraza. Lamentablemente, muchos tuvieron la misma idea que nosotros, así que al no conseguir una reservación para cenar junto a la puesta de sol, nos decidimos por el almuerzo en el área techada.
Sin embargo, valió la pena visitarlo de día: desde sus amplios ventanales, que cubren todo el perímetro del restaurante, es posible ver el hormigueo del precioso distrito Montmartre de un lado y de la Torre Eiffel de otro. La decoración es lo suficientemente sobria como para no interrumpir la vista: inspirada en el avión blanco –de ahí el nombre del restaurante– que desapareció en el Atlántico en 1927 mientras intentaba hacer el primer vuelo París-Nueva York de la historia, los detalles se limitan a instrumentos vintage de aviación, una réplica de la aeronave en la entrada y los bustos de los dos pilotos fallecidos.
La comida, ideada por el chef alsaciano Sidney Redel, eleva la tradicional comida de los bistros parisinos a niveles de alta cocina, utilizando técnicas tradicionales de la gastronomía francesa sobre ingredientes frescos –de ahí que el menú cambie todos los días, según lo que esté disponible en los mercados locales y la inspiración del chef Redel–.
DIRECCIÓN: Av. Kléber, Peninsula Hotel, París
Foto: Vía The Peninsula Paris
VEREDICTO
Tras tener una experiencia sensorialmente impactante con sus platos y sus vistas, con gusto nos queda pendiente disfrutar de la tan recomendada puesta de sol veraniega en su terraza