Si tienen un amigo franco-chino que les recomienda el que, a su parecer, es el mejor lugar para probar comida sichuan en París, el nombre del sitio debió haber sido una advertencia: un restaurante que se llame «tres veces más picante» no es para gente normal.
Pero de todos modos, vayan. Vean que el sitio abre a las siete de la noche, pero que desde las seis y media ya hay fila para entrar. Vean que la mitad de la gente en la fila es asiática y la otra mitad con cara de europeos. O vean que Trois Fois Plus de Piment ha ganado el premio Fooding Guide 2016 de los mejores fideos de la ciudad. Todo eso da buen indicio.
Entren y, por favor, no ignoren el hecho de que las botellas de agua para cada persona son del tamaño de un río. Tampoco ignoren a la camarera cuando les pregunte con cuál de los tres niveles de picante quieren la sopa de bollitos de cerdo –si ustedes dicen «intermedio» y ella les ve la cara de no-chino y les responde, «no, mejor nivel bajo», no se sientan mal–.
Poco a poco van a ir escuchando cómo todo el que entra y tiene cara de no-chino pide los platos sin picante. Van a pensar que son unos cobardes, pero cuando comiencen a probar la sopa y la vida les pase por delante en cinco segundos, porque de repente la lengua se les ha dormido y sienten los labios del tamaño de una Kardashian, van a entenderlos. Van a ver dos policías entrando y van a pensar: «Claro, han llegado porque aquí están asesinando mi lengua», pero en realidad vinieron a pedir unos fideos para llevar. Así a lo bajito pregúntenle al jefe del restaurante si se supone que uno sienta que se está muriendo lentamente con el picante o es una reacción alérgica, y el jefe a lo bajito se va a reír y les va a decir, «esa lengua pesada y la sensación de anestesia es el picante sichuan, que es muy diferente a todos los demás».
Y aun con todo eso, no van a poder parar de dar cucharadas, porque con el poco de lengua que les queda van a darse cuenta de que es una de las mejores sopas y tallarines de cerdo que han probado jamás. Y como masoquistas, van a seguir comiendo hasta dejar el plato sopero vacío.
Van a salir a la calle con la cara roja y van a ver que la fila ahora es más larga. El estupor no les va a dar para tomar un taxi, un Uber o el metro, y van a preferir caminar toda la Étienne Marcel, tratando de hablar a ver si se les pasa la maldición sichuan. Y cientos de metros más arriba, donde chocan el primer y el segundo distrito de París, van a ver más gente en otro restaurancito asiático haciendo fila para entrar. Hay mucha gente masoquista en esta ciudad.
Fotos: Trois Fois Plus de Piment y Rab Messina