Todo en los Emiratos Árabes Unidos es extremo: el clima es extremo —muchos de sus puntos más poblados están a pocos pasos del desierto—, pero también las alturas de sus rascacielos, el tamaño de sus espacios públicos y los detalles de la terminación de sus edificios. Por eso, el viaje que hice recientemente a Dubai y Abu Dabi también estuvo lleno de sorpresas extremas. Aquí comparto con ustedes mis tres recuerdos favoritos.
POR: Miguelina Pérez
[1] POR LAS NUBES EN EL BURJ KHALIFA
Yo soy feliz allá arribota: donde sea que voy de viaje, tengo como requisito subir al punto más alto de la ciudad para verla desde allá. ¡No me explico por qué me gusta tanto! Yo siempre digo que subir a un mirador alto es la mejor pastilla, lo mejor que me pueden dar para sentirme bien.
Imagínense entonces mi emoción al llegar a Dubai en el primer día del recorrido, y ver el Burj Khalifa en mi itinerario. Con sus 828 metros de altura y 163 pisos, es el edificio más alto de los Emiratos y del mundo, y yo no me aguantaba la emoción de subir.
Tomamos uno de los 57 ascensores disponibles y subimos hacia el observatorio que queda a unos 550 metros de altura. Íbamos a tal velocidad se me taparon los oídos, pero yo seguía feliz. Y entonces, desde allá, me di cuenta de que con todo y que el Khalifa es enorme, toda Dubai le hace competencia: ¡El horizonte está lleno de rascacielos! Es increíble pensar que toda esa maravilla de la ingeniería que es la ciudad hoy no existía hace unas pocas generaciones. Esa es Dubai: rascacielos, rascacielos, rascacielos inmensos.
[2] UNA ENORME MEZQUITA EN ABU DABI
En Abu Dabi, la capital de los Emiratos, se encuentra la mezquita más grande del país: la Sheikh Zayed, de 420 metros de largo y capacidad para más de 40 mil personas en su interior.
Les voy a resumir la visita en una palabra: impresionante. Es una obra arquitectónicamente deslumbrante, hecha de mármol, oro, cerámica y piedras preciosas. Todos esos materiales vinieron de partes distantes del globo —desde Nueva Zelanda hasta Turquía, Irán e Italia—, pues la idea detrás del diseño es que esta mezquita tuviese la capacidad de unir el mundo. Y aunque no profeso la fe musulmana, creo que efectivamente esa fue la parte que más me impresionó: es hermoso ver cómo, ahí dentro, se reúnen miles y miles de seres humanos, todos con el mismo propósito.
[3] UN DESIERTO AL ALCANCE DE TODOS
Dubai está ubicado dentro del Desierto Arábigo en el Golfo Pérsico. Por eso, a un pasito fuera de la ciudad es posible hacer una excursión en jeepetas en las dunas.
Ahora, yo tuve una experiencia desértica casi de deporte extremo en Marruecos —con todo y guía que me decía “Habibi, ¿estás bien?” cada cinco segundos, porque pensaba que me iba a caer de la fatiga—. Para llegar a esas dunas de Marruecos había que caminar y subir mucho, y dejar el aliento en no sé dónde. Sin embargo, en estas dunas de Dubai el ascenso no pudo ser más fácil: a bordo de un cómodo vehículo 4×4, que te deja en el lugar más apropiado para las fotos.
Esto hace que la excursión sea accesible para todas las personas, sin importar su nivel de capacidad física: en el viaje de ida escogí un vehículo rápido, y recorrimos las dunas a toda velocidad. En el viaje de retorno compartí vehículo con una señora bien mayor, que a pesar de su edad pudo también disfrutar del recorrido sin problemas y disfrutar el panorama.
Hablando del panorama, es precioso, y vale la pena hacer esta excursión para verlo y sentirlo en persona. Pero creo que así como yo necesito subirme a los observatorios más altos de una ciudad, con este viaje y con el de Marruecos he comenzado una nueva tradición: la de la foto saltando feliz en un paisaje desértico. ¡Otra nueva medicina para mí!
Fotos: Miguelina Pérez
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