Por: Michèle Jiménez Vicens
Una de las caminatas más famosas en Sídney es el recorrido entre Bondi, quizás la playa más conocida de la ciudad, y Coogee, la parte de la costa ubicada en un suburbio. ¿La razón? Las vistas, según pudimos comprobar mi esposo y yo, son verdaderamente espectaculares.
Si pudiera describir cómo se ve el Pacífico desde esa parte de Australia, fuese así: una belleza, una belleza, una belleza. En esos seis kilómetros la costa, que pasa por Bronte y Tamarama, va regalando acantilados que parecen sacados de una película de fantasía.
El recorrido normal se hace desde Bondi y termina en Coogee, donde muchos aprovechan para visitar el Coogee Pavillion, con sus terrazas y área de juegos recién renovadas. Sin embargo, nosotros preferimos hacer el recorrido al revés, para así terminar en uno de los lugares de los que tanto habíamos escuchado por referencia: los Icebergs de Bondi, un club de natación invernal con una piscina contra el mar.
De nuestro hotel en el Central Business District tomamos un tren hasta Bondi Junction, y ahí tomamos un Uber hacia Coogee —Uber, por cierto, funciona muy bien en la ciudad—. De ahí, fueron tres horas de caminata de vistas impresionantes, y al llegar a Bondi al paisaje natural se le unieron dos típicos miembros del paisaje humano: los famosos surfistas de Bondi y los nadadores de los Icebergs, tomando sus lecciones en la tarde. Yo me sentía soñar: ¡Finalmente estaba viendo en persona esos detalles que tanto había esperado para conocer!
Si quieren hacer un recorrido similar, les tengo dos recomendaciones: la primera, que acaben el recorrido en The Bucket List, un establecimiento en el Bondi Pavillion donde pueden tomar un trago frente al mar. Y segundo, que se tomen todo el tiempo posible para conocer Sídney. La ciudad es tan grande, tan llena de experiencias interesantes, ¡que en unos días que pasamos ahí el tiempo no nos dio para visitar todo!
Fotos: Michèle Jiménez Vicens