Por recomendación de unos amigos, nuestra vicepresidenta, Ana Santelises de Latour, tenía al restaurante Christine’s en su lista de visitas para un viaje Whistler.
Ubicado en Blackcomb Mountain, a 1,860 metros de altura, Christine’s tiene un menú enfocado en la comida neo-norteamericana contemporánea, una combinación de ingredientes tradicionales de la zona con un giro aventurero. ¿Y qué exactamente significa «aventurero»? Hasta el día de hoy, Ana todavía no sabe qué era la «cuestión amarilla» que había en uno de sus platos –no supo que era porque no era evidente y nada en la naturaleza se le parecía, pero igual estaba delicioso–. Entre un tiradito de dorado, un pollo frito agridulce, un cerdo asado y un arroz crujiente con aguacate, el menú no dejó de impresionar por su creatividad a la hora de combinar ingredientes, pero también por la presentación de los platos –que, por cierto, tienen el tamaño perfecto para satisfacer el estómago pero no pesar después, para permitir que los comensales puedan esquiar al poco tiempo de salir de Christine’s–.
Otro punto que sorprende en el menú del restaurante es la carta de bebidas: los tragos llaman la atención, pero para los dominicanos el gran atractivo está en probar vinos de la Columbia Británica.
Si bien los platos están hechos para comerse y permitir esquiar, no es del todo necesario, pues se puede subir directo en góndola, cómodamente. Por eso, aparte de tener una de las mejores ofertas gastronómicas de Whistler, Christine’s también tiene una de las mejores ofertas logísticas de la zona: es ideal tanto para quien quiere esquiar como para quien no esquía, dada la facilidad de transportarse vía góndola.
Fotos: Ana Santelises de Latour y Whistler Traveler