Un fin de semana en Constanza

POR: Ana Santelises de Latour

Parece que es algo que llevamos en el ADN: cuando a los dominicanos nos hablan de “irnos de fin de semana”, inmediatamente nos ubicamos en medio de una playa, bajo el sol. Sin embargo, quise cambiar un poco de panorama, para descubrir las bellezas que puede tener nuestro país fuera de las costas. Por eso, con mi familia y un grupo de amigos nos animamos a pasar un fin de semana en Constanza.

Escogimos el Hotel Altocerro porque ofrecía una aventura controlada, algo valioso cuando se tienen hijos: algo así como estar en medio de la naturaleza, pero con todos los resguardos de la ingeniería y la tecnología.

Ahí nos alojamos en un apartamentito de tres habitaciones y dos baños, con un kitchenette abierto que incluye estufa y nevera de tamaño completo, así como un área de comedor y una sala con televisión. Al lado, el ambiente verde permite que los niños monten a caballo, que hagan ziplining entre los árboles —aunque los no tan niños, y me incluyo, también disfrutamos de esa actividad— y que quienes lo deseen pasen la noche alrededor de una fogata y luego en casas de campaña ubicadas dentro del espacio debidamente cercado y vigilado.

También tienen la infraestructura adecuada para los amantes del BBQ, con una decena de pequeños gacebos con fregadero y parrilla, listos para recibir carne y vegetales. Y hablando de comida, Altocerro ofrece un buffet de desayuno de estilo dominicano —un plus para los amantes del mangú—.

Mis hijos, que viven en apartamentos, disfrutaron muchísimo entre tanta vegetación. Para nosotros los adultos, que buscábamos relajarnos entre el fríito y la naturaleza, compartiendo un vinito, fue un fin de semana memorable.

Fotos: Ana Santelises de Latour