POR: Ian Ruiz
Estuve recientemente en Lima, y mi base de operaciones fue Miraflores, un distrito mitad residencial mitad comercial donde se encuentran la mayoría de las atracciones limeñas. En un recorrido por sus calles, mientras iba conociendo sus restaurantes, parques y centros culturales, hice una lista mental de recomendaciones que ahora comparto con ustedes.
[1] La ciudad a través de los siglos: El Museo de Arte de Lima (MALI)
Ubicado en el Parque de la Exposición, el Museo de Arte de Lima (MALI) contiene una exposición permanente de objetos que recorren tres milenios de arte en lo que hoy es Perú. Desde piezas de la época pre-incaica hasta arte republicano, fotografía y piezas contemporáneas, pasando textiles, platería y cuadros de la época colonial, el MALI es una herramienta para entender la ciudad a través de su arte.
Tuve tres favoritos en mi recorrido por el museo. El primero fue la división dedicada a la pintura de influencia católica, con piezas hechas por colonos españoles, que muestran la convivencia de la religión en el mundo indígena. La segunda fue la sala de maquinarias para tejido, donde pude ver cómo se transforma la materia prima de la alpaca en ropa y ornamentos. Y no pude evitar que me deslumbrara mi tercer gran favorito: en el salón de las terminaciones de oro se entiende que, no importa el momento de la historia, al hombre siempre le ha gustado demostrar su superioridad de forma visible—en este caso, los incas utilizaban varas adornadas en ese metal precioso para indicar su jerarquía en la sociedad—.
[2] Sacar provecho al precipicio: La Plaza Larcomar
Caminando por el mirador del Parque Larcomar —una visita recomendada por sí sola, pues ese mirador es impresionante—, todo se ve normal. Sin embargo, de repente, la ciudad aprovechó su accidentado litoral para instalar una escalera que baja tres pisos y termina en un centro comercial, llamado Plaza Larcomar. En ese conglomerado hay tiendas, restaurantes y locales de esparcimiento que no se ven desde arriba —de hecho, yo la descubrí por estar de curioso, explorando la zona—.
Para un almuerzo tranquilo recomiendo la vista al Pacífico de Papacho’s, un restaurante casual especializado en comida peruana. Ahí me enamoré del chaufa charapa, un plato hecho con arroz, perejil, tomaticos, carne de cerdo o pollo, huevo frito y un plátano maduro, todo eso acentuado con una salsa especial.
[3] Una cena amazónica: Ámaz
Lima es conocida por ser una capital gastronómica latinoamericana —y hasta mundial—, así que lo adecuado es conocer la nueva cocina peruana a través de un restaurante de autor. Tuve la oportunidad de probar las creaciones del chef Pedro Miguel Schiaffino, quien se autodenomina “investigador de la Amazonía”, y se nota en sus platos y hasta en el nombre de uno de sus restaurantes en Miraflores: Ámaz.
Aparte de ofertas como el ceviche o las misturas de plátano maduro, mi favorito en el menú fue el juane, un bollito de masa de arroz relleno de pollo de chacra o pato pekín con salsa hoisin —una receta con varios siglos de existencia, proveniente de la jungla peruana que combina la realidad étnica del país actualmente, con influencias asiáticas—.
¿Quieren más recomendaciones sobre Lima o desean armar un viaje a la ciudad? No duden en llamarnos al (809) 563-4631 o escribirnos aquí.
Fotos: Ian Ruiz, Secret Earth, Papacho’s y Ámaz
