POR: Leidy Cepeda
Hacer un viaje de incentivo para los empleados o la fuerza de venta es algo agridulce. Dulce, porque verdaderamente funciona y hace que los agraciados se sientan apreciados, pero agrio, porque… ¡Armar un viaje grupal requiere muchísima coordinación!
Sin embargo, con conocimiento de causa les digo: para eso estamos nosotros. No es lo mismo organizar todo desde el departamento de recursos humanos de su empresa a subcontratar los servicios completos de una agencia de viajes. Para muestra, una Bogotá: les voy a contar sobre uno de nuestros servicios más recientes.
El cliente se nos acercó y solo nos dijo dos cosas: número uno, queremos ir a Bogotá, porque ayuda que es un destino cercano y no se necesita visa de turismo; número dos, son 40 personas. ¡Y listo!
A partir de ahí, todo pasó a nuestras manos. Lo primero que hicimos fue analizar el perfil de los viajeros y determinar, así, qué tipo de visitas organizar para ellos. Los clientes nos indicaron que tenían en su lista de deseos visitar Andrés Carne de Res y cenar en el restaurante Harry Sasson, pero después de ahí, el itinerario corrió por nuestra cuenta. Por eso, al tratarse de un grupo de empresarios con intereses históricos, artísticos y gastronómicos, trabajamos visitas en base a esto.
Por ejemplo, coordinamos una visita al cerro de Monserrate donde, aprovechando la cantidad de integrantes del grupo, no necesitarían hacer la muy larga fila, sino pasar directamente a la entrada. En el Museo del Oro no solo el grupo pasó velozmente con las entradas pre-compradas, sino que los recibió un guía exclusivo para hacer un recorrido de las exhibiciones. En la Hacienda Cafetera Coloma, por igual: pudieron conocer el proceso que va de la siembra al empacado de la mano de un guía privado.
En los restaurantes que visitamos, el menú ya había sido pre-trabajado según los requerimientos alimenticios de los integrantes, y al llegar el servicio era casi al instante —eso nos permitía ahorrar tiempo para cumplir con el itinerario planificado—. De hecho, en el Harry Sasson no solo trabajamos un menú con antelación, sino que hasta pudimos organizar una entrega de premios, ya que la elegancia del restaurante se prestaba para eso.
Todo eso lo sé porque, en cada viaje de incentivo, los empleados Alkasa estamos presentes físicamente. En este de Bogotá estuve yo junto a una compañera, para asegurarnos de que todo fluyera acorde con lo planificado y que nuestros clientes no tuvieran que preocuparse de nada. ¡Ellos no se dan por enterados de la enramada logística que hay detrás! Por eso, quisiera compartirles mi detalle favorito de esa planificación, que es casi invisible para los clientes: el check-in en el hotel. Después de estar con ellos en el aeropuerto, una delante y otra detrás para asegurarnos que todos pasaran por migración correctamente —ya estaban todos pre-chequeados y fue solo cuestión de depositar su equipaje—, llegamos a Bogotá en un vuelo directo. A pesar de ser un trayecto corto, sabemos que los viajes por aeropuerto estropean, así que planificamos una llegada a la noche para poder recibirlos en el hotel con una cena. Ellos entraron al hotel y pasaron directamente al salón para la comida; por detrás, ya que el hotel ya tenía las páginas de información de sus pasaportes, se iba asignando cada maleta a su respectiva habitación y cada llave a su respectivo huésped. A medida que iban acabando de cenar, pasaban por el lobby y, en vez de haber tenido que esperar por su check-in, era solo cuestión de dar su nombre y recibir su llave. ¡Todo estaba listo!
Por eso, ¿para qué preocuparse con viajes complicados, si en Alkasa podemos hacerlo todo? Si tienen en mente preparar un incentivo para un grupo próximamente, ¡no dejen de contactarnos!
Fotos: Cortesía de Leidy Cepeda