En ALKASA-196 solemos compartir recomendaciones de lugares pensados exclusivamente para niños, tanto en ciudades grandes como en parques de diversiones —no dejen de leer esas reseñas aquí—. Pero, ¿qué tal las experiencias que pueden ser de interés tanto para los niños como para sus padres? Hace poco, una de nuestras clientas retornó de un viaje invernal a Madrid con su esposo y sus hijas de 9 y 10 años, y nos habló justamente de su experiencia al lograr ese punto medio.
La capital española no será el primer lugar que nos viene a la mente para escapadas infantiles, pero ella descubrió que el equilibrio es la clave de todo. Por eso, aquí compartimos cinco recomendaciones de lugares o servicios para conocer en viajes familiares en la ciudad.
[1] UNA VISITA A UN VIÑEDO
Esta recomendación seguramente no se la imaginaban: visitar un viñedo. ¿Por qué algo relacionado al alcohol en estas recomendaciones para niños? Porque en realidad, el enfoque es más científico que enoturístico: nuestra clienta nos cuenta que en una visita a una propiedad en Peñafiel, a unas dos horas de Madrid, sus hijas aprendieron bastante sobre la elaboración de la bebida. “Ahora, algo importante: durante el tour yo les iba traduciendo en idioma llano lo que sucede en cada paso, sobre todo la fermentación, para que vivieran la experiencia como una forma de conocimiento general”, nos explicó.
Aparte, los viñedos ya están preparados para recibir pequeños visitantes, ofreciendo alternativas no alcohólicas —como jugo de uva— a las degustaciones. La visita que escogieron en las instalaciones de Pago de Carraovejas incluía una visita a la finca, a la bodega y un almuerzo posterior enfocado en la cocina tradicional castellana —algo que las niñas también disfrutaron—.
[2] UN MUSEO EN ESCALA DISFRUTABLE
Como nuestra clienta y su esposo ya habían estado en el Museo Reina Sofía y en el del Prado, decidieron conocer uno nuevo, que a la vez tuviera una escala manejable para las niñas y un enfoque didáctico: el Museo Nacional de Ciencias Naturales, ubicado en el Paseo de la Castellana.
¿Y qué vieron dentro? Más allá de las exhibiciones sobre geología, biodiversidad y la colección de objetos de artes decorativas —hay desde insectos a un elefante y dinosaurios de realidad aumentada ahí dentro— la principal discusión de la visita fue la sección dedicada a la evolución versus la creación. “Fue buenísimo para estimularlas intelectualmente porque, cuando nos preguntaban ‘Papi, Mami, ¿y entonces?’ pudimos discutir con ellas cómo se comparan la explicación científica y la religiosa.”
Contrario a otros complejos culturales, este complejo se puede recorrer fácilmente en una sesión matutina, pues no es demasiado grande. Por eso, es una escala disputable para niños.
[3] CHOCOLATE Y CHURROS EN SAN GINÉS
Pocos lugares en Madrid tienen churros comparables a los de San Ginés, una chocolatería que ha estado ofreciendo el platillo desde 1894. Aunque el local tiene dos pisos y es amplio, nuestra cliente estaba sorprendida: nos contó que la gente hace filas esperando una mesa para poder degustar las creaciones. Y para ella valió la pena esperar, claro: ¡Sus niñas todavía mencionan esa merienda!
[4] LA LOGÍSTICA DEL TURIBUS, MEJORADA
El sistema del turibus es una forma eficiente de utilizar el tiempo en ciudades grandes, pues sus billetes de 24 horas permiten visitar los puntos turísticos más atractivos sin tener que complicarse con la logística del transporte. En Madrid, nuestros clientes decidieron utilizar una técnica que hace que el billete sea doblemente eficiente: realizar dos vueltas. La primera la utilizaron para marcar los lugares donde les interesaba bajarse, a la vez que podían observar desde sus asientos los lugares no caminables —como, por ejemplo, la Puerta de Alcalá—. La segunda la utilizaron ya para bajarse en los lugares que habían marcado, como la Plaza Mayor, el Templo de Debod y la Puerta del Sol. Así pudieron combinar comodidad, para evitar que las niñas se cansaran, con eficiencia.
[5] PROBARLO TODO EN EL MERCADO SAN MIGUEL
Nuestros clientes han intentado inculcarles a sus hijas la importancia de un paladar aventurero, y en este viaje pudieron utilizar eso en su favor en una visita al Mercado San Miguel. Ahí probaron boquerones, cidra sin alcohol y varios tipos de aceitunas. A las niñas les gustó tanto que volvieron una segunda vez —y la mayor terminó comiéndose una docena de ostras cada vez—. Con esta visita, más allá de ser una forma atractiva de probar nuevos platos e ingredientes, para los padres fue una forma divertida de acercar a las niñas a la cultura gastronómica del país.
“Al final, intentamos hacer un balance para que algo se les quede de la experiencia”, nos explicó nuestra clienta. “Fuimos explicándole todo durante cada visita, y hasta leyendo sobre los sitios en el camino, para despertarles la curiosidad. Todo esto ayuda a que vean y entiendan mejor las maravillas que hay en el mundo”.
Fotos: Cortesía de Pago de Carraovejas, Chocolatería San Ginés y Mercado San Miguel