POR: Gabriela Aybar
El Barceló Bávaro Palace es un resort de cinco estrellas, con 11 restaurantes y el 80 por ciento de sus habitaciones de cara al mar. Se supone que está hecho y pensado para el disfrute de sus huéspedes adultos.
¿Y quién fue la persona que más lo disfruto en una estadía reciente con mi familia? Mi niño de cuatro años.
Yo había estado en el Bávaro Palace anteriormente, y lo elegí específicamente pensando en mi hijo, porque tiene un área de juegos bajo techo y aparte un parque de agua adaptado para niños pequeños, quizás hasta los seis años —aparte, tiene otro para niños más grandes en otra zona—, donde el nivel del agua les llega hasta las rodillas. Tiene un pequeño barco pirata, hongos desde donde cae agua, unos seis toboganes a su escala y un barcito de agua, sodas y jugos hecho a proporción infantil —¡da muchísima risa!—. Mi niño estaba, literalmente, en sus aguas: llegamos al parque acuático a las 10 y salimos a almorzar a la una, y tan pronto acabábamos de comer nos insistía en volver.
Y hasta ese buffet de almuerzo estaba pensado con un área especial para niños: hay una barra bajita para ellos —me reí hasta más que con el barcito de la piscina viendo a los niños ahí en su hotelito en miniatura—, donde se pueden servir ellos mismos pechuguitas empanizadas, papitas, pizzitas y pinchitos de frutas. Nunca había visto en un resort de la zona tantas familias con hijos, y este tipo de detalles explican por qué tantos padres lo eligen para vacacionar.
Hay más detalles como ese: tienen un área de bolos, maquinitas de juegos, hockey aéreo y un campo de mini-golf donde cada hoyo tiene un diseño de caída y entrada diferente. Mi hijo estaba feliz, y la pasaba corriendo a ver qué hacía cada uno —sus favoritos eran los que tenían agua—.
Y hablando de agua, todas las habitaciones del hotel incluyen un jacuzzi en el balcón. Para mi hijo, esa era su “otra piscina”. Desde que llegábamos a la habitación, ¡ahí se ponía él a jugar y no había quién lo sacara!
Pero cuando finalmente logramos sacarlo, pudimos llevarlo al show nocturno, donde a las ocho de la noche hacen una presentación para niños. Y… bueno, que dieron las 11 y todavía no se quería dormir, porque habían unos bailes con un imitador de Michael Jackson y una de JLo, y mi hijo hasta subió a bailar a la tarima.
Los adultos de mi familia disfrutamos del hotel, definitivamente… pero creo que mi niño gozó más que todos nosotros juntos. ¿Y al final, no es esa la meta de viajar con los hijos cuando están pequeños?
Fotos: Gabriela Aybar