Por: Poteleche
Si un sitio se llama “El Callejón de Hamel”, lo primero que quieres saber cuando llegas es: ¿Y quién es Hamel? Por suerte, no tardará mucho sin que se te acerque algún guía improvisado en La Habana a contarte toda la historia detrás de este colorido espacio que junta cientos de historias.
El Hamel aquel es Salvador González Escalona, un escultor y muralista cubano que, para sorpresa mía y de mi esposa, reside en el mismo callejón del vecindario Cayo Hueso –de hecho, una parte de su propia casa está abierta al público–. Ahí se ha puesto a inventar con paredes pintadas de colores vivos –azul, rojo, amarillo y verde, para transmitir los orígenes africanos de la identidad cubana– y objetos que alguna vez tuvieron un uso distinto.
El experimento comenzó cuando un vecino le pidió a Salvador pintar su fachada. Tanto le gustó el asunto que terminó inspirándose y pintando todo el barrio.
Hoy en ese lienzo improvisado hay frases por donde quiera, algunas inventadas por los habitantes del vecindario y otras por el artista. Una en particular llamó mi atención, y en ese momento puse en MUTE a todo lo que estaba a mi alrededor: “Si malo es regalarse, peor es venderse… mucho menos prestarse, mejor es tenerse”. Definitivamente, Salvador se tiene, pero no se queda para sí solamente, sino que se entrega a su comunidad al volverla relevante dentro de La Habana –en efecto, el callejón es orgullo de los locales, que alardean de la reciente filmación de una de las mil películas de Fast and The Furious o de la visita de Mick Jagger–.
Si están en La Habana y quieren visitar el territorio de Salvador, traten de hacerlo un domingo. Si por la tanta rumba no se les acerca ningún “guía espontáneo”, pregunten y déjense envolver por la mística de este pedacito tan intenso de cultura local.
Fotos: Poteleche