POR: Ana Merys Mercedes
Una confesión antes de comenzar esta entrada: Ocean Blue & Sand es uno de mis hoteles favoritos en Bávaro, uno de los que frecuentemente escojo para pasar un fin de semana relajado en el país. Esto se debe a una combinación de la distribución del hotel —sus 708 habitaciones se sienten cercanas a toda la acción social—, la esmerada atención de sus empleados —mi experiencia es que el staff no conoce la existencia de la palabra “pero”— y la altísima calidad y variedad de sus opciones gastronómicas.
Esta oferta gastronómica ya de por sí estaba inclusiva: Ocean Blue & Sand tiene días temáticos en su buffet principal, con opciones como la jornada dominicana que incluye toques como una estación de yaniqueques y opciones de postres frutales que abarcan casi toda la flora dulce de esta media isla. Aparte, cuenta con restaurantes dedicados de cocina francesa, italiana —con uno especializado en pizza—, un restaurante frente a las olas, otro de comida estadounidense, otro dedicado a la latinoamericana, un café informal, un piano bar y 10 bares.
Pero siempre buscando ofrecer nuevas aventuras al paladar, el resort acaba de inaugurar un nuevo restaurante: el Sensai, de modalidad teppanyaki. Y no es el típico restaurante de teppankayi, sino que cada uno de los chefs tiene su show, y entre todos logran una coreografía divertidísima. De ahí salí no solo fascinada por el elemento de espectáculo, sino también por el agradable sabor del salmón en salsa de soya que probé y por los jardines interiores con taburetes bajos con el que han engalanado el restaurante.
El remozamiento que trajo a Sensai también incluyó al lobby: ahora, bajo su altísimo techo se encuentra una estación de música en vivo, que pasa del piano y violín de la mañana y la tarde a la música tropical después del show musical nocturno en el teatro. La zona de lounge, donde el nivel de la música es lo suficientemente agradable como para conversar, permite disfrutar de los shows de bartenders en las barras alrededor del lobby. El patio español se convierte en otra zona de ocio nocturno, pues cada final de jornada hay una fiesta temática, desde noches de circo, Tex-Mex, tropical y de tablao español. Esta zona queda cercana a la bolera, abierta al público sin costo adicional.
Aparte de todas estas ofertas de ocio, un centro de spa, un centro de buceo y clases de yoga en la arena, el hotel ofrece la posibilidad de acceder al Área Privilege, una modalidad de alojamiento que por un costo adicional permite el acceso a zonas exclusivas de la playa.
¿Ya entienden por qué me gusta tanto este hotel?
Fotos: Ana Merys Mercedes y Ocean Blue & Sand
