POR: Carmen Grullón
Si están buscando un destino de esquí para el invierno entrante y van con la familia, anímense a visitar Whistler. Como ya habrán leído aquí en la entrada a cargo de Ana Santelises, el destino canadiense tiene mucho que ofrecer para quienes viajan con niños. Yo ya lo había escuchado, pero cuando estuve allá recientemente comprobé qué tan integrada está la cultura del servicio familiar.
Por eso, aquí les comparto las experiencias más sorprendentes de mi viaje reciente, cuando fuimos en un grupo que incluía niños entre seis y un año.
[1] RETIRAR Y DEVOLVER DONDE SEA
La organización de las clases para pequeños esquiadores y el alquiler de equipos es, sencillamente, A+. Ya que se trata de una sola compañía, es posible alquilar el equipo en un lugar y devolverlo en cualquier otro punto —en otros destinos de esquí no sucede así—. Al andar con personitas chiquitas que se cansan sin previo aviso, eso facilitó mucho las cosas.
[2] EL COCA-COLA TUBE PARK
Imagínense poder deslizarse por la montaña Blackcomb no sobre esquís, sino en un tubo inflable. De eso se trata el Tube Park de Coca-Cola, con siete carriles para tirarse de lo lindo. Me encantó que aparte tienen un mini-parque de diversiones, llamado el Winter Adventure Zone. ¡Un éxito!
[3] PATINAR EN LA PLAZA OLÍMPICA
La Plaza Olímpica de Whistler tiene una pista de patinaje sobre hielo fantástica. ¿Qué es todavía más fantástico? Que para los niños caribeños que no ven hielo todos los días hay unos aparatos que les permiten mantener la estabilidad en lo que van aprendiendo a deslizarse, y así no tienen que estar agarrados de un adulto. Eso les permite aprender más rápido y sentirse independientes. ¡Estuvo chulísimo!
[4] UN SERVICIO DE NIÑERAS/h3>
Es difícil hacer reservaciones de restaurantes en temporada pico cuando se viaja en un grupo de 14 personas, incluyendo los niños. Cuando lo comentamos en el hotel, nos iluminaron: el servicio Babysitting Whistler permite contratar niñeras en la zona, a través de un formulario web. Pagamos 150 dólares canadienses por dos nanas para seis niños por tres horas, y así pudimos administrar mejor el tema de los restaurantes, con la tranquilidad de que los niños estaban bien cuidados.
¿Y qué tan bien cuidados? Sucede que luego de nuestra primera experiencia, vimos que la niñera que nos había tocado la noche anterior era la profesora de esquí de varios de los niños. ¡Ellos estaban felices con su nueva amiga!
[5] UN UNIVERSO PENSADO PARA NIÑOS
Desde un sistema de seguimiento por GPS hasta una logística de góndolas bastante eficiente, Whistler es un lugar idóneo para que los padres se sientan confiados durante las clases de esquí de los niños.
Aparte de eso, es interesante ver cómo esas facilidades se traducen a los hoteles. El nuestro, el Westin Resort & Spa, tenía todo un calendario de actividades infantiles, día por día. Desde manualidades hasta una clase para hacer casitas de pan de jengibre, salones de juego y hasta un cine con viejos y nuevos favoritos, los niños disfrutaron un mundo ahí dentro.
Por eso, definitivamente: si van con niños pequeñitos a esquiar, consideren ir a Whistler. Comparado con otros destinos de esquí en donde he estado en Norteamérica, este definitivamente ha sido desarrollado y actualizado con el público infantil en mente.
Fotos: Cortesía de SIA y Carmen Grullón