POR: Katingo Haché de Santelises
Entre la Isla Saona y La Española hay un canal, el Catuano, donde se pueden observar las fases de apareamiento de una vistosa población de millares de tijeretas. Estas aves marinas comienzan su cortejo alrededor de octubre, cuando los machos construyen nidos en busca de su pareja. Atraen a las hembras gracias a, entre otras cosas, el volumen de una bolsa gular rojiza que tienen debajo del pico. Ya en marzo es posible ver los pichones, que se distinguen de sus padres por su plumaje blancuzco –en comparación con el negro del macho adulto y del negro con pecho blanco de la hembra–.
Para rematar el atractivo visual del espacio, este despliegue se da dentro de un espacio amurallado por manglares, que crecen en los islotes del canal y sirven de lugar de reposo para las aves –al tener las patas cortas, la tijereta prefiere un lugar alto para dormir, lo cual le ayuda a emprender el vuelo más fácilmente–.
Mi esposo y yo llegamos al Catuano en un pequeño dinghy, dado que su calado no permite el paso de lanchas ni embarcaciones mayores. Para llegar a él se puede partir en embarcación particular desde Palmilla, en La Romana, o visitarlo como parte de una de las excursiones a la Isla Saona que ofrecemos en Viajes Alkasa.
Ahí lo recomendable es apagar el motor del vehículo, para no perturbar la cotidianidad de las aves; por esa misma razón no salimos del bote ni nos bañamos en el Canal, pues esto afectaría el paisaje ecológico. Este recorrido tiene, más que nada, un propósito fotográfico: permitir a los ornitólogos expertos y aficionados conocer el hábitat de la Fregata magnificens.
Si se animan a realizar la excursión a la Isla Saona con una parada en el Canal Catuano –un recorrido que incluye además una parada en un santuario de coloridos peces en la provincia La Altagracia–, solo deben llamarnos al (809) 563-4631.
Fotos: Katingo Haché de Santelises