POR: Ana Arredondo
Pocas veces he quedado tan sorprendida con un resort dominicano como quedé con el Excellence El Carmen Punta Cana. Voy a resumirlo de esta manera: es una combinación entre el atractivo visual y la cultura de servicio de un hotel boutique, con las facilidades y el amplio espacio de un resort todo incluido.
LA DECORACIÓN
Primero, el tema del atractivo visual: arquitectónicamente, El Carmen no sigue el patrón de influencia caribeña tradicional que estaba acostumbrada a ver en los resorts, sino que tiene elementos del modernismo minimalista. En vez de una paleta de colores pasteles, faldones tallados y detalles en fibras orgánicas, los edificios usan estructuras rectangulares en tonos tierra, con vidrio y maderas oscuras. En algunos espacios interiores se rompe el lienzo de las paredes blancas con el uso de piezas caladas, mientras que en otros las paredes llevan un tipo de boiserie contemporáneo.
Lo mismo sucede con las habitaciones: todas las suites del hotel siguen esa misma paleta decorativa, de tonos neutros y terminaciones sutiles. Me pareció interesante la decisión de enfocarse en la calidad de los textiles y del mobiliario en vez de agregar elementos llamativos. ¿En otras palabras? Ellos practican la elegancia de la sencillez y la calidad.
EL LUJO DE LO INVISIBLE
Creo que hay algo que conecta la arquitectura con el tema de la invisibilidad: la entrada principal no es un espacio abierto, sino que el lobby se encuentra detrás de un enorme portón de madera que separa al hotel del exterior.
Al principio pensaba que se trataba de una decisión arquitectónica aislada, pero al ir recorriendo el hotel me di cuenta de que era parte de la cultura: en El Carmen se esfuerzan por brindar privacidad a los huéspedes.
Miren, por ejemplo, el tema de las piscinas: en vez de tener una o dos grandes y centrales, tienen 23 piscinas pequeñas distribuidas por todo el complejo, para que los huéspedes puedan sentirse como en un espacio privado —de hecho, ¡la suite de luna de miel tiene su propia entrada de piscina!—. Asimismo, tiene 16 bares, para brindar la oportunidad de que uno pueda sentirse en ambientes diferentes, con personas diferentes, a lo largo de la estadía.
¿Y el teatro para shows nocturnos? Lo mismo: en vez de filas de asientos, han planificado estaciones privadas, de dos en dos, para parejas —aunque para quienes van en grupo, los empleados organizan estaciones más grandes—.
Hablando de los empleados, esa es otra gran parte del tema de la privacidad e invisibilidad: en el hotel tienen la teoría de que los huéspedes deben poder sentirse a sus anchas, así que los empleados ofrecen espacio y discreción… pero, increíblemente, aparecen al instante cuando se necesita algo —por ejemplo, agregar asientos a las estaciones del teatro—. ¿Qué tipo de servicios pueden ofrecer? En un momento pregunté por un trago específico, y en otro por una amenidad puntual, quizás un poco difícil de conseguir. ¿La respuesta? “Señora, claro que podemos… ¡Esto es Excellence!”. Para ellos, nada es imposible en materia de servicio personalizado, y eso incluye ofrecer conserjería las 24 horas.
LOS ESPACIOS DE OCIO
Señores… ¡yo me perdí dentro del spa! Es tan grande y yo estaba tan entretenida viendo la preciosa decoración, que tuve que pedir ayuda para encontrar mi camino. ¡Es impresionante!
Los restaurantes temáticos siguen la misma visión decorativa del hotel: por ejemplo, el restaurante mexicano tiene una gran planta de agave en el centro, dentro de un patio interior; el francés tiene candelabros de cristal y una vinera de doble altura —los mozos usan escaleras para seleccionar las botellas a servir—, y está tan exquisitamente decorado que muchos huéspedes han solicitado usarlo como salón para la celebración de bodas.
Ninguno de los 10 restaurantes a la carta necesita reservación, y para evitar problemas logísticos han ideado un sistema inteligente: todos los restaurantes se encuentran en un mismo complejo, unidos por un bar central. Ahí los huéspedes pueden solicitar su turno, y si no hay disponibilidad inmediata de mesas, pueden esperar en el bar con la música en vivo de un saxofonista de fondo.
¿Y si un día quieren cenar en la habitación? No hay problema: cada habitación viene equipada con un bar —de bebidas nacionales o internacionales ya incluidas en el precio de alojamiento—, y aparte del servicio de habitación tienen un restaurante donde pueden pedir pizza a la leña para llevar.
Otro espacio de comida que me dejó fascinada fue la repostería, donde puede uno desayunarse con un cappuccino o picar macarons, pero aparte tienen una gelatería, y todas las combinaciones son preparadas directamente en el hotel—. Es verdaderamente impresionante ver cuánto se han esforzado en todos estos detalles.
Para terminar, solo les voy a decir que, a pesar de que me volví loca tomando fotos y he intentado que esta descripción sea lo más detallada posible, esto que he publicado aquí no le hace justicia a la experiencia del hotel en sí. Si tienen más de 18 años —esa es la edad mínima de entrada— y están buscando un hotel para ir en pareja o con un grupo pequeño de amigos —diría que cuatro personas, como mucho—, el Excellence El Carmen es una opción ideal. De tener alguna pregunta adicional, ¡llámennos aquí en Viajes Alkasa! Con gusto podemos contarles sobre nuestras experiencias visitando el hotel y ofrecerles opciones de tarifa en caso de que deseen reservar un fin de semana.
Fotos: Ana Arredondo