Para nosotros los comunes mortales que necesitamos visa para ir a Europa, el estar de visita en España por dos semanas viene con la oportunidad —casi obligación— de aprovechar y conocer algún otro país Schengen. Es por eso que mucho antes de irnos de vacaciones a Barcelona mi pareja y yo decidimos comprar un boleto de avión para hacer una corta pero sustanciosa visita a Berlín, una ciudad de donde salen muchas de mis influencias actuales de arte urbano y diseño, y a la cuál han venido personas como Richie Hawtin, Ricardo Villalobos y el mismísimo David Bowie en busca de inspiración. Algo tiene que haber ahí, y quise ver was ist los —agárrense ahí de la traducción de “qué lo qué” en alemán—.
POR: Poteleche
[9:00 A.M. – ¿CÓMO SE DICE “DESAYUNO” EN ALEMÁN?]
Una de las mejores cosas de Berlín es que a pesar de ser la capital de uno de los países más económicamente pujantes de Europa, es una de las más baratas. Por eso, hospedarnos en Mitte (el mismito centro) salió a menos de la mitad de lo que hubiese costado quedarse en un sitio igual en Santo Domingo. Al salir no fue difícil comenzarnos a topar con pequeñas panaderías y restaurancitos en donde todo se ve lindo. Para mí fue imposible tratar de entender “por casualidad” esos letreros escritos en alemán, pero prácticamente todo el mundo sabe inglés, por lo que no cogimos tanta lucha para comenzar el día bien alimentados.
[10:30 A.M. – COMO TODA UNA CAPITAL DE LA CULTURA]
Éramos una pareja de diseñadores caminando en una ciudad llena de diseño, por lo que vivíamos distrayéndonos con demasiadas cosas —por ejemplo, un letrero que decía “Do you read me?!”, en una tipografía hermosa, pegada en un cristal, que sirve de logo para una pequeña tienda de libros y revistas que lleva esta pregunta como nombre, en la calle Auguststrasse 28 de Mitte. No pudimos salir con las manos vacías.
[11:30 A.M. – ALGO DE MCBESS]
Una de las primeras cosas que hicimos fue visitar la tienda de The Dudes, un colectivo de artistas de Berlín asociados al ilustrador francés Matthieu Bessudo —mejor conocido como McBess–. En esta tienda, ubicada también en Mitte, encuentras un montón de los afiches, ropa y otras piezas, todas con su onda a lo Fleischer Studios, de comiquitas estadounidenses de los años 20 pero con referencias actuales al rock, comida, carros. Todas sus piezas son en blanco y negro, pero muy detalladas y visualmente ricas, por eso tuvimos que durar un buen rato para decidir cuáles serían los souvenirs que nos llevaríamos.
[1:00 P.M. – VISITANDO REVALER STRASSE A DESHORA]
John, un ángel dominicano con dreads que conocimos allá, nos dijo que tomáramos un tranvía para enseñarnos algo que nos iba a gustar. Resulta que llegamos a un distrito de hangares, que dentro albergan bares, restaurantes, estudios, parques de skateboard y muchísimos lugares más que están activos en la noche, pero que visitamos de día. Revaler Strasse, como se llama la densa calle, está completamente forrada de piezas de arte urbano —muchas de las cuales incluso reconocí de artistas y usuarios que sigo en redes sociales como Shepard Fairey, Above o Bordalo2 —. Tras tomadera de foto y foto y foto y foto, pegué algunas calcomanías allá para dejar un poco de Dominicana en Berlín.
[2:00 P.M. – A MÍ DÉJENME EN KREUZBERG]
Al salir de Revaler Strasse estás bien cerca de Kreuzberg, para seguir con esa misma energía del arte urbano y la cultura alternativa en lo que vendría siendo el Williamsburg de Berlín. Esta zona es reconocida como el hogar del movimiento punk de la ciudad, teniendo a la discoteca SO36 como la competencia alemana del mítico CBGBs en Nueva York. Te puedes topar con un montón de tiendas, barcitos y pubs, e incluso tirarte tu filita debajo de los rieles del tren U-Bahnhof para probar una de las hamburguesas de Burgermeister, un pequeño puesto al que llegamos por casualidad y que luego comprobamos que no era solo que teníamos mucha hambre, sino que de verdad es un lugar con una excelente reputación entre los locales. No hay muchas opciones en el menú ni mucho lugar dónde sentarse, pero vale completamente la pena.
[3:30 P.M. – ALQUILEN UNA BICICLETA Y PIÉRDANSE]
Una alemana nos dio un consejo valioso antes de irnos: “Alquilen una bicicleta y piérdanse”. En donde quiera puedes alquilar una bicicleta a un precio razonable —alrededor de 12 euros por ocho horas— y prácticamente ir en cualquier dirección. Todo es lindo, todo es muy perfecto: las paredes están perfectamente llenas de graffiti sobre graffiti; la gente monta bici con un look que en RD solo se usaría en Dominicana Moda; en un callejoncito un trío de guitarra, contrabajo y saxofón nos hace descubrir el Café Cinema en Mitte, rodeado de arte callejero, y que aun estando en una zona relativamente turística te da la sensación de que te estás mezclando con la verdadera onda local.
[5:00 P.M. – #BERLÍN, #RODANDO]
Entre edificios y paradas para fotos puedes llegar en tu bici al James-Simon Park y darte dos de los lujos de Berlín al mismo tiempo: tomarte una buena cerveza donde sea que te dé la gana de sentarte y mirar el Berliner Dom, una iglesia catedral construida en el siglo XIX y que ha permanecido activa no solo como iglesia, sino como salón para ópera —y sobre todo como fondo de foto en las cuentas de Instagram de miles de turistas que se topan con semejante belleza—.
[8:00 P.M. – UN POCO DE HO CHI MINH CITY EN BERLÍN]
En una visita a Berlín seguro vas a comer mucho currywurst. Fuera de esto, si para cenar quieres probar algo que no encontrarás en Santo Domingo, puedes aventurarte a District Môt – Saigon Street Food, un restaurant vietnamita en dónde podrás quitarte el antojo de fideos con cosas que no sabes bien lo que son pero te hacen agradecer estar ahí en ese momento.
[10:00 P.M. – BIENVENIDOS A LA CAPITAL DEL TECHNO]
Cuando en Dominicana estaba rompiendo la Coco Band en Berlín ya tenían fiestas de música electrónica del tamaño de Coachella. Por eso, si eres fanático de este género y estás en Berlín, vas a amar su escena de fiestas en torno a la música. Toma un taxi a Kreuzberg y ve directo al Club der Visionaere, un pequeño barcito al lado de un canal, que con su atmósfera rústica, su gran deck de madera y su selección de DJs ha creado fama por tener sesiones maratónicas de techno, house, y sus derivados.
[1:00 A.M. – AQUÍ TAMBIÉN REBOTAN]
La norma es ver enormes filas en clubes legendarios como Berghain o Tresor, en donde un portero irá seleccionando dedocráticamente quién entra y quién no. En la zona de Kreuzberg una de las discotecas más famosas es Watergate, en donde un miércoles cualquiera se da una cartelera con nombres que saldrían en grande en los afiches de cualquier festival, como Sven Vath, Dubfire, Tiefschwarz o Solomun –todo porque saben que en una ciudad como esta lo estarán esperando un batallón de gente dispuesta a fiestear hasta alta horas de la mañana, a mitad de semana–.
Pues parece que teníamos la onda y la actitud correcta porque no nos rebotaron y pudimos darnos una prueba de cómo fiestean los alemanes en su capital. Ahora, al cabo de unas horas tomamos un taxi de regreso al hotel, porque pronto amanecería de nuevo en Berlín y en ella siempre habrá demasiado por ver.
Fotos: Cortesía de Poteleche