Pepito fue a Hong Kong, a ver lo que era Hong Kong

Un día en uno de los más densos conglomerados del mundo, donde se unieron el ADN cantonés y la visión occidental para crear un embriagante caos funcional

Para felicidad de Pepito, el personaje ficticio de los chistes y las canciones infantiles que insistía en visitar países para comprobar si todo en ellos era nativo, en Hong Kong, efectivamente, todo era Hong Kong: tras salir del puño británico y mantener holgados los dedos de la mano china, la región administrativa con traje de ciudad-estado ha forjado una identidad propia.

Está la arquitectura verticalmente accidentada por causa de la falta de espacio para sus siete millones de habitantes, que hace que la mayoría de los eventos sociales ocurran en pisos altos de torres sin cara y que cualquiera saque piernas en una semana con las omnipresentes aceras que se convierten en escaleras. Están el mar y el pesado cielo, que parecen meterse en todas partes sin permiso. O la vida agitada de unos expertos en crear papeletas de la nada, con representación tangible en el agresivo estilo de conducción imperante. ¿Cómo se puede vivir una muestra representativa de Hong Kong en un día? Aquí van nuestras sugerencias.

POR: Rab Messina

[8:00 A.M. – HABICHUELAS EN EL DESAYUNO]
Primero, a ubicarse: el mar y las peñas dividen a Hong Kong en varias zonas, y las más importantes a recordar son Central y Kowloon. Para comenzar el día en relativa tranquilidad, Mido Café, en el lado de Kowloon, brinda la oportunidad de conocer la ciudad en la década de 1960: desde la máquina registradora hasta el mobiliario, el establecimiento parece haber quedado paralizado dentro de una burbuja de un tiempo más tranquilo. El menú de desayuno también refleja el paladar de la época: un sincretismo entre las opciones de un restaurancito británico y un diner estadounidense, pero salpicados de salsa de soya. De ahí que, están advertidos, algunas batidas lleven granos de habichuela.

HK_Mido

[9:00 A.M. – LAS PULGAS DE KOWLOON]
Se acabó eso de la paz y la tranquilidad: ahora toca el bullicio de un mercado de pulgas. En los vistosos mercados callejeros de Sham Shui Po aparecen desde juguetes de la infancia de la abuela hasta dispositivos digitales para sus nietos. ¿Han escuchado que muchas de las telas que se encuentran en tiendas dominicanas vienen de Hong Kong? Véanlas en su casa, en las tiendas y puestitos del Cheung Sha Wan Road.

[10:00 A.M. – CALIFORNIA DREAMIN’]
Por si no había quedado claro: en Hong Kong ya no hay espacio. Una representación residencial de esta característica, que funciona perfectamente como metáfora para la ciudad, es el conjunto de las Chungking Mansions: ubicados en Tsim Sha Tsui, estos tres edificios de vivienda de bajo costo acogen a inmigrantes recientes en busca del sueño hongkonés. Sin embargo, muchos del otro lado del mundo las conocemos por ser el lugar que albergó a Chungking Express, una deprimentemente hermosa película romántica hecha por el celebrado director local Wong Kar-wai. El leitmotiv del filme es la canción California Dreamin’… y tras ver cuántos localitos pueden caber en los escasos metros cuadrados de sus pisos comerciales, pocos pueden evitar soñar con la abundancia espacial de la reina de la Costa Oeste de Estados Unidos.

[11:00 P.M. – DESDE ARRIBA]
Si Kowloon es el lado despeinado de Hong Kong, Central vive metida en el salón. Para constatar la diferencia fácilmente está la vista de postal desde el Victoria Peak: tome el funicular en la estación terminal de Garden Road, disfrute la brisita, viendo las mansiones y la frondosa vegetación mientras asciende, y una vez arriba, en el mirador, entienda el lío urbanístico en el que se ha metido. Claro, las fotos resultantes, con el Puerto de Victoria de fondo, son impresionantes.

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[1:30 P.M. – FIDEOS Y DISEÑO]
En la Gough Street, una de las calles favoritas de los amantes del diseño –ahí se encuentran concentradas la mayoría de las tiendecitas independientes de artículos decorativos–, está Kau Kee, que desde hace unos 100 años es un representante digno de la comida de Guangdong, la provincia china de donde proviene la mayoría de la población de Hong Kong. Tras probar los fideos de bistec con curry, eche un ojo al inventario de la tienda Homeless, a unas pocas puertas de distancia.

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[2:30 P.M. – ¡MIAU!]
Si se quedó con ganas de ver más objetos decorativos, una cuadra sobre la Gough se encuentra Cat Street –oficialmente bautizada como la Upper Lascar Row–, donde está ubicado un mercadillo de antigüedades, con joyitas decorativas chinas y europeas, creadas hace siglos o apenas décadas, expuestas sobre sus mesas.

[3:30 P.M. – MUSEO MARÍTIMO]
Tome uno de los taxis blanquirrojos hacia el Museo Marítimo, localizado cerca de la salida del Star Ferry en el Puerto de Victoria. A través de sus exposiciones interactivas y sus galerías temáticas es posible entender el papel que jugó Hong Kong en el desarrollo económico y geopolítico de la zona.

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[6:00 P.M. – ¿CUÁNTO AGUANTA EL PLÁSTICO DE UNA TARJETA?]
Después de pasarse el día en un frenesí laboral, ¿qué hacen los habitantes locales para premiarse? Pues, comprar ropa y accesorios: ahí es que ellos son grandes.  En Central, uno de los centros comerciales más visitados es The Landmark, con tiendas que van desde Valentino, Stella McCartney y Miu Miu hasta Jimmy Choo y Manolo Blahnik. Otra opción es el IFC Mall, con tiendas como Kate Spade y Shiseido, y una variadísima oferta en el área de comida, que cierra a las 10 de la noche.

[ÑAPA: LA PELÍCULA]
Si bien Chungking Express es un recordatorio de los 90, hay otra película de Wong Kar-wai que presenta un Hong Kong sesentero pero atemporal, que ya no existe pero que sigue pendiente en el imaginario de todo visitante: la ciudad de In the Mood for Love. En esta otra bellísima-pero-deprimente película romántica del director, llena de visiones de Maggie Cheung bajando escaleras en sus coloridos vestidos, hasta el arroz sale bonito.

Fotos: Rab Messina

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