Un atardecer en Lake Washington

Entre patos y el Mount Rainier, las afueras de Seattle brindan una oportunidad especial durante el verano de disfrutar de uno de sus más hermosos cuerpos de agua

POR: Ana Santelises de Latour

 

Mis hijos, ambos menores de 10 años, nunca habían chapoleteado en un lago. En un reciente viaje familiar a Seattle, mi esposo y yo encontramos la oportunidad perfecta para regalarles esa experiencia: Lake Washington.

En la marina de Kirkland, en las afueras de la ciudad, es posible alquilar lanchas por hora, con opciones asequibles que comienzan en 40 dólares. Nosotros, que íbamos con una pareja de amigos y sus hijos, decidimos alquilar una por dos horas comenzando a las seis de la tarde, para así poder presenciar el atardecer veraniego desde el agua.

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Buscando cruzar desde Kirkland a Seattle en bote –como regalo, pudimos ver la discreta casa de Bill Gates en el camino y asimismo al Mount Rainier, el coloso eternamente nevado que muestra su cara desde distintos puntos del estado de Washington–, paramos el recorrido una hora después. Ahí, mis hijos –con sus respectivos salvavidas, claro– vivieron por primera vez algo que yo recuerdo con ternura de mi época de campamentos campestres en Estados Unidos, durante mi niñez. Mientras ellos estaban felices nadando entre los patos que les rodeaban, los adultos disfrutábamos del agua y también de las luces del atardecer.

Fotos: Ana Santelises de Latour